"EE.UU. y sus aliados han hecho la vista gorda ante las atrocidades de los combatientes de Maidán, los ataques contra los opositores políticos y civiles, la rusofobia y el antisemitismo y la profanación de la memoria de los héroes de la Gran Guerra Patria [Segunda Guerra Mundial]", subraya el texto.
La declaración señala también que las amenazas del jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, son inaceptables.
Además, apunta que entre los aliados de Occidente se encuentran auténticos neonazis, que destruyen iglesias ortodoxas y sinagogas.
Moscú acusó también a las potencias europeas de estar de brazos cruzados mientras el "régimen recién nacido de Kiev" pisoteaba el pacto de la Unión Europea alcanzado el pasado 21 de febrero, en el que el depuesto presidente ucraniano Víktor Yanukóvico llegó a un acuerdo con la oposición para resolver la crisis.
"La posición de Rusia ha sido y sigue siendo coherente y abierta. Si para algunos políticos occidentales, Ucrania es únicamente un territorio para el juego geopolítico, para nosotros es un país hermano con el que compartimos una larga historia común", agrega.