Frontera mexicana: límites que marcan el sufrimiento diario del inmigrante

Estados Unidos niega que el despliegue de 1.200 soldados adicionales a los 300 ya existentes en la frontera con México signifique una "militarización" de la zona. Por su parte, el Gobierno mexicano expresó su confianza en que el refuerzo militar sea sólo para combatir el crimen organizado y no pa

Estados Unidos niega que el despliegue de 1.200 soldados adicionales a los 300 ya existentes en la frontera con México signifique una "militarización" de la zona. Por su parte, el Gobierno mexicano expresó su confianza en que el refuerzo militar sea sólo para combatir el crimen organizado y no para detener y perseguir a inmigrantes.

Durante los últimos años las autoridades estadounidenses ya habían aumentado el número de guardafronteras en un tercio, y construyeron además un muro de más de mil kilómetros con el fin de impedir la entrada de inmigrantes ilegales en el país. Sin embargo, cada día miles de mexicanos se dirigen hacia los cruces fronterizos, y sin importar los peligros, se aventuran, legal o ilegalmente, hacia el país del norte para trabajar, comprar o.... hacer actividades al margen de la ley.

Jesús vive en Ciudad Juárez, México, una de las ciudades más peligrosas del mundo, pero cruza la frontera todos los días para ir a trabajar a El Paso, Estados Unidos, una de las ciudades más seguras en el hemisferio. Dice que no tiene alternativa porque en el lado estadounidense los sueldos son mejores y él debe mantener a su familia. Pero no todos los inmigrantes buscan trabajo, como Jesús… y de ello mucha culpa la tiene el narcotráfico.

Según los representantes de la milicia civil estadounidense, denominada 'Minuteman', "antes había un tipo de inmigrante que llegaba con intenciones de trabajar... pero hoy la situación de México ha empeorado, los cárteles hacen estragos y cometen matanzas para realizar sus negocios".

Ciudad Juárez, población fronteriza en el norte de México, es uno de los centros de operaciones más importantes de los narcocárteles mexicanos. Estos grupos criminales han tomado zonas enteras de Juárez, y como consecuencia, el tráfico de estupefacientes hacia Estados Unidos ha pasado a ser un dolor de cabeza constante para los funcionarios de los puestos fronterizos en El Paso, Texas.

El oficial Rubén Iauregui, de la Agencia de Seguridad Nacional, dice que todos los días los policías encuentran drogas "en distintas formas, cocaína, marihuana, escondidos en vehículos, muebles, y aun carritos para bebés. La creatividad de los criminales no tiene fin, pero también para eso estamos aquí, para detenerlos", agrega.

Pero a medida que el tráfico de drogas y el contrabando de armas y personas se incrementan en relación proporcional a los problemas internos de México, la frontera se hace un lugar cada vez más caótico, donde sufren quienes menos vinculados están al crimen organizado. De acuerdo a un documento de la Comisión de Derechos Humanos del estado mexicano, en los últimos 13 años más de 5.000 inmigrantes indocumentados han perdido la vida en el cruce fronterizo. Noam Chomsky, académico y profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts, advierte que, si la política federal continúa ignorando las causas socioeconómicas, este problema se va a ir profundizando.