El gabinete ministerial ruso ha aprobado el nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START) y lo ha presentado al presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, para que sea sometido a consideración del Parlamento de Rusia. El primer ministro ruso, Vladímir Putin, ha puesto su firma en la resolución correspondiente.
Tras firmar el nuevo START el 8 de abril en Praga, los presidentes de Rusia y Estados Unidos, Dmitri Medvédev y Barack Obama, respectivamente, lo calificaron como un paso hacia un mundo sin armas nucleares.
El presidente ruso presentó hoy el tratado START a la Duma Estatal de Rusia (Cámara Baja del Parlamento ruso) para su ratificación, ya que para entrar en vigor el tratado debe ser ratificado por las dos cámaras del Parlamento ruso y por el Congreso de Estados Unidos.
"Hoy elevé el tratado a la Duma estatal y pido que los diputados lo ratifiquen simultáneamente con Estados Unidos", subrayó Medvédev durante la reunión que sostuvo con los miembros del partido oficialista Rusia Unida.
Según Konstantín Kosachiov, representante de la Duma estatal, en Rusia se espera una discusión muy seria al respecto. "Se trata de un asunto muy importante que está relacionado con la seguridad nacional. Por eso tenemos que prestar atención a todas las preguntas que surgen en la oposición. Procederemos a la ratificación tan sólo cuando no haya ningún tipo de dudas sobre su conveniencia. Según mis pronósticos, podrá ser para septiembre u octubre, en el mejor de los casos", dijo.
El tratado prevé la reducción de los arsenales atómicos de Rusia y Estados Unidos en un 30%. Para llegar a este resultado los equipos de negociadores de Moscú y Washington estuvieron trabajando casi un año sobre el texto del documento.
La elaboración del nuevo tratado de reducción de armas estratégicas ha costado muchos esfuerzos a las autoridades rusas y estadounidenses. Y, por lo visto, la ratificación del documento tampoco será una tarea fácil. En el Parlamento ruso, los diputados ya están hablando sobre los posibles plazos para la aprobación del acuerdo, pero en Washington la situación es mucho más incierta.
Para conseguir la ratificación del documento es necesario el respaldo de dos tercios del Senado norteamericano. Pero los demócratas -el partido de Barack Obama- no tienen esa mayoría en la Cámara Alta. Por eso la Casa Blanca tendrá que convencer por lo menos a ocho republicanos para que apoyen el documento. Muchos creen que es una cuestión de honor para el presidente estadounidense.
Serguéi Oznóbizhev, analista político, considera que "es un punto más para el presidente Obama, es la justificación del premio Nobel que le fue entregado como un avance. También es un paso importante en el aspecto internacional, ya que cada año crece el número de estados que quieren tener armas atómicas. En cambio, este tratado está creando buenas condiciones para el desarme".
Sin embargo, los pronósticos en torno a la ratificación del tratado por parte de Washington son muy cautelosos. En noviembre tendrán lugar en Estados Unidos las elecciones legislativas para el Senado. Los expertos temen que tras la votación el número de demócratas en la Cámara Alta disminuya y entonces la aprobación del tratado será incluso más difícil.
El experto Leonid Ivashov afirma que "la lucha en el Congreso norteamericano no será en contra de este tratado, sino en contra de Obama, su Administración, su política interior y exterior. Ya que el tratado por sí mismo les conviene a todas las fuerzas políticas de Estados Unidos. Incluso a los republicanos".
En 2002, Rusia y Estados Unidos firmaron en Moscú el Tratado de Reducción Ofensiva Estratégica (SORT, por sus siglas en inglés) que estableció una reducción en las ojivas nucleares para cada país hasta tener entre 1.700 y 2.200 de cara a 2012.
El nuevo tratado START sigue el camino común de los dos Estados de detener la propagación de armas nucleares, algo que comenzó con el tratado, START-1, suscrito entre Rusia y EE. UU. en 1991.