La solicitud de presupuesto de la Fuerza Aérea de los EE.UU. para el año fiscal 2015 muestra que la integración de las nuevas bombas nucleares B61-12 a los cazabombarderos tácticos de la OTAN F-16 y Tornado comenzará en el año fiscal 2015 y terminará en 2017-2018, informa Der Spiegel.
Pese a las numerosas alegaciones del Gobierno estadounidense sobre su adhesión a los principios de la no proliferación de armas nucleares, el borrador desclasificado del presupuesto militar estadounidense no solo supone desplegar la nueva, 12.ª, versión de esta arma que aún se encuentra en desarrollo, en cinco Estados europeos, sino además su instalación en cazabombarderos de las Fuerzas Aéreas de estos Estados.
En particular se trata de integrar estas bombas en aviones de combate F-16A/B belgas, holandeses y turcos, así como en los cazabombarderos PA-200 Tornado alemanes e italianos.
En otras palabras, el polémico plan supone la integración de las armas nucleares estadounidenses en aeronaves de Estados que no poseen armas atómicas y que son firmantes del Tratado de no Proliferación Nuclear.
La integración marca el inicio de un refuerzo significativo de la capacidad militar atlántica y su anuncio llega solo tres años después de que la OTAN declarara en 2012 que su política nuclear obedece a requisitos de seguridad y que la organización estaba trabajando para crear las condiciones para un mundo sin armas nucleares.
Hasta ahora se desconoce si los F-16 de la OTAN o de Estados Unidos serán los primeros en incorporar estas bombas, pero el plan se llevará a cabo en cuatro años, entre 2015 y 2018. La integración de estas bombas en los Tornado alemanes e italianos tomará un poco más de dos años.
Las mismas bombas B61-12 también llegarán a los cazabombarderos F-15E (su integración en estos comenzó el año pasado), F-16C/D y bombarderos B-2A, de la Fuerza Aérea estadounidense. Posteriormente en el programa se incorporarán los furtivos F-35A Lightning II, aviones que gradualmente reemplazarán a los F-16.
El trabajo de integración incluye actualizaciones de software de las aeronaves, pruebas de vuelo operacionales y por último la integración completa de las armas. Se espera que la primera bomba B61-12 engrose los arsenales del Pentágono en 2020.