Ya son 1.200 los trabajadores inmigrantes muertos en las obras del mundial de Catar

Unos 1.200 trabajadores indios y nepaleses han muerto en Catar trabajando para preparar el país para la Copa del Mundo de Fútbol de 2022, según un informe de la mayor central sindical del mundo.
La Confederación Sindical Internacional (CSI) cree que el número de muertos podría ascender a 4.000 para el momento en el que dé inicio el Mundial de Fútbol.

El informe se basa en las cifras recientemente proporcionadas por las embajadas de los dos países de origen de los trabajadores inmigrantes.

La Embajada de Nepal informó el mes pasado que 400 trabajadores nepaleses han muerto en el Estado del Golfo desde 2010 trabajando en las obras de construcción.

La legación india proporcionó una cifra de 500 indios muertos desde 2012.

Según la CSI, Catar cuenta con 1,4 millones de trabajadores migrantes, muchos de los cuales están contratados en las obras de construcción de las infraestructuras para el futuro evento deportivo.

La organización cita las malas condiciones laborales como la mayor razón de  la alta mortalidad de los trabajadores en ese país. 

"Sean las causas de las muertes registradas como accidentes laborales, ataques cardíacos (debidos a las altísimas temperaturas) o enfermedades causadas por las condiciones de vida miserables, la causa fundamental es la misma: las condiciones de trabajo", concluyó la CSI.

Según 'The Guardian', los obreros de la ciudad de Lusail se quejaron de que sus jefes retienen los sueldos, los obligan a trabajar con temperaturas de 50 grados centígrados sin almuerzo y confiscan sus pasaportes para asegurarse de que no abandonen el país.

El 11 de febrero, Catar emitió directrices detalladas destinadas a proteger de la explotación a la comunidad de inmigrantes residentes en el país y a frenar las críticas internacionales intensificadas en materia de derechos humanos.

En julio pasado, Theo Zwanziger, miembro actual del comité ejecutivo de la FIFA, dijo que la decisión de llevar a cabo el evento en Catar fue un "error flagrante". 

En septiembre, las Naciones Unidas condenaron a Catar por no cumplir con una convención internacional que prohíbe la aplicación de trabajos forzosos.