Cuando en enero de este año Kim Dotcom, quien se encuentra en territorio neozelandés a la espera de un juicio de extradición a EE.UU., anunció que pronto presentará su nuevo partido político en Nueva Zelanda prometió un Internet de alta velocidad, bajar los precios de acceso al mismo, un auge de empleo en la esfera tecnológica, así como restringir la vigilancia gubernamental y una revisión del Acuerdo de Asociación Transpacífico.
"Es un movimiento para personas que no han votado antes, que están decepcionadas o que no les gustan las opciones políticas que se ofrecen", explicó el informático alemán
en un comunicado y añadió que "es un movimiento para personas que se preocupan por el futuro digital y que quieren una sociedad abierta, libre y justa".
Además de las promesas iniciales, el nuevo partido político promete crear en Nueva Zelanda una nueva criptodivisa que será "segura y bien protegida", según la página del Partido de Internet. Además, indica que este "es un movimiento por la libertad de Internet y de la tecnología, y aboga por la confidencialidad y las reformas políticas".
Kim Dotcom no es un ciudadano de Nueva Zelanda, por lo que según la ley no puede registrar el partido. Sin embargo, tiene derecho a financiar la iniciativa. Para poder ocupar un escaño en el Parlamento neozelandés, el partido tiene que hacerse con el 5% de los votos.
"Para ser sincero, en lo referente a política y regulación de Internet Nueva Zelanda no es el mejor ejemplo del mundo. Internet es bastante caro allí. Sin embargo, cualquier información sobre las telecomunicaciones o derechos de autor en Nueva Zelanda tiene una oposición feroz de los políticos. Las consignas con las que va a las urnas [Dotcom], obviamente gustan a muchas personas en Nueva Zelanda. Esta idea puede tener éxito", dijo al diario ruso 'Kommersant' el analista de la Asociación Rusa de Comunicaciones Electrónicas, Karén Kazarián.