Esta movilización, que además se realiza en otras 30 ciudades de EE.UU., es parte de una campaña nacional para pedir al presidente, Barack Obama, que frene de inmediato las deportaciones.
Los participantes de la protesta, que llaman al mandatario estadounidense, Barack Obama, el 'jefe deportador', manifiestan así su descontento ante la deportación de al menos dos millones de personas desde enero del 2009.
Entre tanto, el Congreso mantiene en el limbo la reforma migratoria ya que la mayoría republicana en la Cámara de Representantes se ha negado a debatir el proyecto aprobado en junio por el Senado, de mayoría demócrata.