Bruselas es la capital de la Unión Europea. Acoge las sedes de sus instituciones y un gran número de trabajadores europeos. Pero antes de la llegada de estos funcionarios, ya era una ciudad multicultural. Entre los muchos inmigrantes que llegaron a Bruselas, destaca la comunidad musulmana. Según las últimas estadísticas, al menos una cuarta parte de la población pertenece a ella, así como más de la mitad de los recién nacidos. Estas cifras han despertado críticas en algunos sectores políticos.
"A Bruselas se la conoce como la capital de Europa pero creo que se está convirtiendo en la capital del islam. El Gobierno ha sido demasiado tolerante con la inmigración y esta ya es incontrolable. Ahora tenemos una especie de invasión islámica", afirma el miembro del Parlamento de Flandes y militante del partido de extrema derecha Interés Flamenco Filip Dewinter.
Tras el catolicismo, el islam es la fe más profesada. Una religión que tiene carácter oficial en el Estado. Desde hace años, Dewinter es una de las voces más críticas en la ciudad. Entre sus reproches está la falta de integración y la existencia de lo que él denomina "guetos".
Molenbeek es uno de tantos barrios donde se ha asentado la gran comunidad musulmana de Bruselas, y donde no es difícil encontrar una mezquita o poder comprar un 'yihab' en muchas de sus calles. Allí RT se encontró con Moncef, un taxista de origen tunecino que lleva 36 años en la capital belga. Él mismo nos explica por qué gran parte de la población musulmana se concentra en las mismas zonas.
"En los años 80 y 90 había barrios que se negaban a acoger a los inmigrantes, por eso, los que quedaban fueron los que tomaron los inmigrantes porque nos rechazaban en los otros. Por eso hay ahora un problema de guetos", explica Moncef Themlaoui.
En algunos de estos distritos, hasta la mitad de los residentes son musulmanes y viven según sus tradiciones. Sin embargo, Moncef aún en ocasiones vive momentos de incomprensión cultural, pero cree que, hoy en día, la mayoría de los ciudadanos entiende que no todos los musulmanes profesan un islam radical y respeta la manera de vivir su fe. Es más, cree que los principales ataques racistas no vienen de ellos.
"La ciudad es más mestiza, más internacional y no podemos decir que haya un racismo marcado. Pero desde algunas esferas políticas se intenta demonizar a los musulmanes", insiste el taxista.
Fuera de los barrios donde el islam es la creencia principal, las opiniones de la gente son parecidas a las de Moncef.
"Creo que el verdadero islam, en general, no está bien representado. Las personas de los barrios no son el mejor escaparate del mundo musulmán", dijo un ciudadano a RT.
"Forman parte de la diversidad de Bruselas y creo que enriquecen a toda la ciudad", afirma otro.
Según el tercero, "ciertos actos políticos han sido envenenados con un discurso de tinte racista".
No obstante, el parlamentario Filip Dewinter opina de manera diferente: "La ideología musulmana y la cultura islámica no son compatibles con nuestro estilo de vida, con nuestra civilización. Cuando hablamos de democracia, de libertad de expresión, de la separación de la Iglesia y el Estado, de la igualdad de género... el islam tiene una visión completamente diferente sobre estas cuestiones que son fundamentales para la sociedad europea".
Una Europa que con leyes migratorias cada vez más restrictivas parece estar olvidando los principios de igualdad e integración en los que se basa su unión.