Una ciudad a ciegas

Ellos no ven, pero tienen toda una ciudad para ellos solos: en Rusia central existe una localidad para invidentes construida especialmente para las personas privadas de la visión.

Ellos no ven, pero tienen toda una ciudad para ellos solos: en Rusia central existe una localidad para invidentes construida especialmente para las personas privadas de la visión.

Hay una calle en la ciudad de Ermólino, a 80 kilómetros de Moscú, que algunos consideran como una ciudad diferente: la ciudad de los invidentes que se trasladaron a esta zona, construída especialmente para ellos después de la segunda Guerra Mundial. Aquí pueden trabajar, estudiar y recibir asistencia médica.

La mayoría de los que aún viven aquí trabajan en una fábrica de embalajes, donde la mitad de los empleados son invidentes. Serafima, una de las trabajadoras, igual que muchos de sus colegas, lleva trabajando aquí más de 20 años. Procesa alrededor de 12.000 tapas para mayonesa a diario y recibe unos 200 dólares mensuales.

Por su parte, la Asociación Rusa de Invidentes está preocupada por la falta de ayuda pecuniaria a la ciudad. Pero en primer lugar consideran el proyecto un gran error, porque no tiene futuro. Sin ayuda estatal, será abandonada muy pronto. Muchos fallecieron ya, sus hijos se fueron en busca de una vida mejor, y los que se quedaron, no tienen donde ir.