Polémica por la muerte de un inmigrante en EE. UU.
La muerte del mexicano Anastasio Hernández, víctima de una paliza a manos de los agentes fronterizos de San Diego, agudiza la polémica alrededor del tema migratorio en Estados Unidos. Algunos analistas han sometido a severas críticas las acciones de las autoridades norteamericanas.
"Este es un acto de clara violacion a los derechos humanos de los inmigrantes", declaró Juan José Gutiérrez, presidente de la organización Vamos Unidos USA.
"La persona estaba bajo la custodia de las autoridades de inmigración, ¿y cómo es posible que estando a 25 metros de cruzar la frontera de regreso a México a esta persona, de pronto, la acusen de que se puso violento y procedan a darle una paliza terrible, le den descargas eléctricas con pistolas para inmovilizar a una persona y acto seguido lo lleven a un hospital donde pierde la vida? O sea, no tiene credibilidad la versión ni las justificaciones de las autoridades de inmigración de Estados Unidos", dijo.
Según Gutiérrez, la persecución "inhumana" de los inmigrantes en el país estadounidense ya lleva muchos años. Abandonaron el estado más de un millón de personas durante cada uno de los últimos 25 años. "Hubo años en que la cifra alcanzo casi los 2 millones de personas", añadió.
"Parece ser que estamos viviendo en una época de guerra a lo largo de una frontera entre dos paises que se supone que son amigos y que estan económicamente integrados en el tratado de libre comercio", concluyó el experto.
El inmigrante indocumentado de origen mexicano Anastasio Hernández Rojas, de 35 años, fue golpeado por la Patrulla Fronteriza de EE. UU., presuntamente "por resistirse a su repatriación". El incidente ocurrió, supuestamente, el viernes pasado a las 21:00, hora local, en el cruce fronterizo de San Ysidro (California) y Tijuana, en el área de entrada peatonal del lado estadounidense.
Se resistía a ser deportado a Tijuana por Puerta México y exigía que lo llevaran a un hospital ya que al ser detenido la mañana del mismo viernes había sufrido, según su versión, lesiones causadas por una agresión por parte de los oficiales estadounidenses. El hombre intentó correr, pero fue detenido por un agente fronterizo que empezó a golpearle y le sometió a descargas eléctricas. Al acto de agresión se unieron otros oficiales que en total eran cerca de 20 personas y no pararon de golpear al indocumentado hasta que dejó de moverse.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos de México (CNDH) condenó el acto de agresión y señaló que “las autoridades encargadas de aplicar las leyes y políticas en materia de seguridad fronteriza” de EE. UU. y México deben respetar “los derechos fundamentales de la vida y la integridad física de todas las personas”.