Desde hace varios meses Ucrania no deja de aparecer en los medios de todo el mundo. Sin embargo, la nación parece preocupada por esta corriente de información que llena primeras páginas de los periódicos, portadas de revistas y los noticieros de las cadenas televisivas del todo el mundo.
"Si un hombre con pasaporte ruso viaja solo, no importa con qué objetivos, lo van a deportar desde Donetsk. Lo mismo sucede con un periodista", dice el informador Maxim Dodónov a RT.
Maxim, que trabaja en una cadena de televisión, comprobó por sí mismo lo hermético que puede llegar a ser un país sumido en una encrucijada política en relación a los periodistas, en particular, cuando estos provienen de Rusia. No en vano, las autoridades de Ucrania han negado a más de 20 reporteros el acceso
a los lugares donde los acontecimientos eran ultimamente más tensos, como Donetsk o Járkov.
"Todos nuestros colegas a quienes denegaron el acceso a Ucrania les expusieron el mismo tipo de justificación, en primer lugar la falta de garantías económicas para su estancia y, en segundo lugar, los objetivos imprecisos del viaje. Cuando mostramos nuestros carnés de periodistas, esto solo agravó la situación, ya que nos dijeron que nos iban a prohibir la entrada en Ucrania para los próximos tres años", dice el periodista Pavel Sedakov.
Y parece que las autoridades cumplen sus promesas. Así, la aduana ucraniana sancionó a Maxim vetándole el acceso al país durante tres años. El informador tuvo que esperar siete horas encerrado en una habitación del aeropuerto mientras se decidía su suerte, e Incluso fue sometido a un interrogatorio como si fuera un verdadero delincuente.
"Encendieron la cámara, la enfocaron a mi rostro y me hicieron varias preguntas sobre mis familiares, la finalidad de mi viaje, y por qué lo hago precisamente ahora cuando la situación es tan complicada. Sacaron todas mis cosas, hasta la ropa interior, las colocaron sobre la mesa, sacaron fotos de todo y compusieron un documento sobre lo que llevaba conmigo", relata Dodónov.
Esta situación no sólo preocupa a Rusia, sino que también es motivo de alarma para el Consejo de Europa, la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y ONGs como el Comité para la Protección de Periodistas.
Sin embargo, el frente mediático abierto por Ucrania está minado de errores e imperfecciones. Así, a primeros de abril empezó a circular por la Red un artículo sobre Crimea, que acababa de reunificarse con Rusia, ilustrado con una foto de una tienda neoyorkina sin alimentos poco antes de la llegada de un huracán. En esta misma línea, el documento de identificación de un presunto espía ruso, supuestamente capturado en Ucrania, contenía incomprensibles errores gramaticales y rezaba literalmente: "Ocupación: espía".
Los errores que también salpican a Occidente, ya que la OTAN publicó varias fotografías tomadas por sus satélites de tropas rusas concentradas en la frontera con Ucrania que en realidad eran del año 2013.
Hay quienes contemplan la política como un juego. Si eso es así, al menos debe ser un juego limpio. Y mientras los medios ucranianos se esfuerzan en manipular las informaciones, Rusia estudia acudir al Consejo de Derechos Humanos de la ONU para proteger a sus periodistas.