Según un comunicado del ministerio ruso de Exteriores, durante la conversación Andréi Deschitsa trató de responsabilizar a Rusia del empeoramiento de la situación en el sur y sureste de Ucrania, alegando que en estas regiones operan supuestos agentes rusos, algunos de los cuales -dijo- ya han sido detenidos.
"En respuesta, el canciller Lavrov dijo que no existían motivos para semejantes alegaciones y recordó que acusaciones contra Rusia de este tipo también se escuchan de parte de Washington, si bien no se han presentado pruebas concretas", reza el comunicado.
Al mismo tiempo, Moscú considera inaceptable que Kiev amenace con asaltar los edificios ocupados por manifestantes en Donetsk y Lugansk.
El jefe de la diplomacia rusa instó a la parte ucrania a apostar por el diálogo y tomar en consideración las demandas legítimas de las regiones del sureste de Ucrania, incluyendo la participación de las mismas en la reforma constitucional.
Más tarde en una conversación telefónica por iniciativa de EE.UU., el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, expresó su preocupación por las protestas en las regiones del sudeste de Ucrania, afirmando que es el resultado de la "incitación" por parte rusa. Sin embargo, no pudo proporcionar hechos concretos.
En este contexto, Lavrov volvió a atraer la atención de su colega estadounidense sobre el hecho de que la aguda crisis política en Ucrania en general y en las regiones del sudeste, en particular, "surgió de las actuales autoridades de Kiev que ignoran las necesidades y los intereses legítimos de la población rusohablante".
Además, el canciller ruso dijo a Kerry que "en caso de que se materialicen las amenazas de Kiev de usar la fuerza contra los residentes del sureste, eso socavará las perspectivas de cooperación en la cuestión ucraniana, incluso la posible celebración de una reunión multilateral entre Rusia, EE.UU., Ucrania y la UE en Ginebra".