Según esta información, Naliváichenko fue contratado durante su mandato como cónsul general de la Embajada de Ucrania en EE.UU. y mantuvo los contactos con la inteligencia de EE.UU. después de dejar el servicio diplomático, los cuales se estrecharon entre 2006 y 2010, período cuando por primera vez dirigió el Servicio de Seguridad de Ucrania,
informa Itar-Tass.
Como explica Yakimenko, los vínculos entre la CIA, por una parte, y Naliváichenko y otros líderes de los órganos de fuerza de Ucrania, por la otra, explica el gran impacto que en la actualidad tienen las agencias de inteligencia de Estados Unidos sobre los acontecimientos en Ucrania.
El propio Yakimenko, quien dirigió el Servicio de Seguridad desde enero del 2013, y durante la crisis política de este febrero fue perseguido por el nuevo Gobierno, se vio obligado a abandonar el territorio de Ucrania.
El presidente depuesto de Ucrania, Víktor Yanukóvich, también reconoce las huellas de la CIA en los acontecimientos de febrero. Según Yanukóvich, EE.UU. "tiene su parte de responsabilidad en el desencadenamiento de una guerra civil en Ucrania e interfiere groseramente en lo sucedido, indicando lo que hay que hacer". En particular, el presidente depuesto acusó al director de la CIA, John Brennan, de "autorizar el uso de la armas" y "provocar el derramamiento de sangre en Ucrania".