En una entrevista con el periódico 'Rossiyskaya Gazeta', el viceministro apunta que lo ocurrido en Ucrania es otro intento de poner en práctica el concepto de "promoción de la democracia" o las así llamadas revoluciones de colores.
De acuerdo con Antónov, los acontecimientos de Ucrania demuestran que la OTAN necesita la cooperación con Rusia solo cuando Moscú lleva a cabo una política que se corresponde con los intereses del bloque político-militar. "Por desgracia, no ha sido posible establecer con la Alianza una colaboración igualitaria y una cooperación basada en el beneficio mutuo", explica el viceministro, indicando que las relaciones con la OTAN se derrumbaron "como un castillo de naipes".
De esta forma, apunta el viceministro, la crisis de Ucrania ha sido utilizada para justificar el despliegue en bases militares en Europa del Este y el aumento de la presencia militar de la OTAN cerca de las fronteras rusas, sin ocultar que se trata de contingentes permanentes.
Asimismo, algunas fuerzas dentro del bloque tienen planes más ambiciosos e intentan esquinar a Rusia y sus aliados tradicionales, como Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, que integran la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).
"Por otra parte, la Alianza está tratando de salirse con la suya, incluso en los estados miembros de la OTSC. Hay una presión moral, intentos de convencer a la opinión pública de que "los rusos son malos" y, por consiguiente, de centrarse en la democracia europea, acentúa Antónov, subrayando que el objetivo final de la OTAN consiste en "sembrar cizaña
entre Rusia y sus aliados", es decir "en separarnos".
"Anteriormente en Bruselas también aplicaban una política de contención de Rusia, pero trataban de hacerlo fingiendo ser amables. Ahora parece que acaban de encontrar una excusa para poner en práctica los planes de largo alcance", concluyó.