Superviviente del holocausto: "En Ucrania no ha cambiado nada"

Los judíos deben irse de Ucrania, advierte un superviviente del holocausto después de que panfletos antisemitas fueran difundidos en este país por tres sujetos vestidos de milicia popular prorusa, pero cuya procedencia real está bien clara.
El llamamiento a abandonar Ucrania cuanto antes es de Sam Pivnik, de 86 años, que tenía solo 14 años cuando su familia fue detenida en Bedzin, Polonia occidental, y enviada al campo de exterminio de Auschwitz.

"No hay lugar para los judíos en Ucrania, porque nada ha cambiado", dijo Pivnik, "mientras los judíos permanezcan allí, nada va a cambiar", continuó, según cita 'Sunday Express'.

Los folletos y carteles distribuidos hace tres días en la ciudad oriental ucraniana de Donetsk por sujetos desconocidos exigen el registro de la población judía, el pago de un 'impuesto' o el abandono de la ciudad.

Dos semanas antes de la distrubución de los panfletos en esa parte del país, lemas y esvásticas antisemitas aparecieron pintadas en casas y en un cementerio judío de Odesa.


Percibido por los políticos occidentales como una demostración de la amenaza rusa o 'separatista', este eco aterrador de las atrocidades contra los judíos llevadas a cabo por los ucranianos occidentales bajo la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial tiene, sin embargo, un evidente acento de Ucrania occidental, cuyos representantes desfilan por Kiev con las banderas ultranacionalistas de la época del holocausto.

Sin embargo, los panfletos, demostrativamente firmados por la autoproclamada República Popular de Donetsk, han enfurecido a los actuales gobernantes de Kiev.  

Esta semana el autoproclamado primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, se comprometió a utilizar "todos los medios legales" para impedir la "importación" de la xenofobia y el antisemitismo, e indirectamente culpó a Rusia. En sus declaraciones a la televisión EE.UU., con la arrogancia del ignorante, Yatseniuk señaló que había instado a la Policía a "encontrar a estos bastardos y llevarlos ante la justicia", y agregó: "La ideología y la práctica de los pogromos, exportados por un país vecino [Rusia], no se permitirá a Ucrania".

Cabe recordar que durante la historia secular del Imperio ruso, la URSS y la Rusia moderna, en el territorio poblado por los rusos no hubo ni un solo pogrom. Y no lo hubo por la sencilla razón de que todas los centros de población judíos se encontraban en Bielorrusia y la Ucrania occidental (Donetsk está poblado, por excelencia, por rusos y ucranianos rusohablantes).

Pero sí fue práctica habitual de nacionalistas ucranianos. Fueron ellos los que pasaron a cuchilla poblados enteros que formaban parte de Polonia y de la Rusia imperial, al igual que lo hicieron durante el caos de la guerra civil de Rusia en 1918-1922, durante la ocupación nazi, etc.

Y lo judíos lo recuerdan perfectamente bien. Durante la guerra, los nazis exterminaron a más de 900.000 judíos en Ucrania. Y el antisemitismo no tardó en resurgir después de que Ucrania obtuviera su independencia en 1991, con ataques a los alcaldes judíos por parte de extremistas de derecha.


Por esa razón Efraim Zuroff, presidente del respetado Centro Simon Wiesenthal, con sede en Los Ángeles, señaló que la provocación de Donetsk fue "un intento de pintar las fuerzas prorrusas de antisemitas".

Sea cual sea la verdad, parece que el antisemitismo se está utilizando como una herramienta política. "Para nosotros, la terrible realidad es que alguien cometió este horror", dijo el rabino Pinchas Vishedski.

Y no cabe la menor duda de quién es este 'alguien'. Hoy en las calles de la Ucrania 'revolucionaria' se exhiben las fotografías de los cabecillas de la UPA (organización ultranacionalista surgida a finales de los años 30 y responsable de los asesinatos en masa de judíos, polacos, rusos, etc., durante la Segunda Guerra Mundial) y también su bandera roja y negra.