Así lo revela un mensaje crítico que el Departamento de Estado ha enviado a Manama, considera el profesor de Economía en la Universidad de Trisakti (Indonesia) Rodney Shakespeare.
Washington mostró abiertamente su desaprobación por el memorándum firmado por el príncipe heredero de la monarquía bareiní Salman bin Hamad Al Jalifa en San Petersburgo. Tachó esta decisión de un intento de "ponerse cómodo" con el país que está actualmente bajo sanciones estadounidenses con motivo de los acontecimientos registrados en Ucrania.
Y el caso es que precisamente en la situación en torno a Ucrania, Estados Unidos "ha perdido los vestigios de la autoridad moral, si es que alguna vez la tuvo". El país conserva el estilo de pensar de la Guerra Fría, dijo el científico en una entrevista concedida a RT.
"Cree que puede decir a Rusia qué hacer, aunque los tiempos han cambiado. Y también heurísticamente cree que puede sancionar a Rusia, mientras que todo el mundo sabe que en realidad es la OTAN quien quiere llevar sus misiles a Ucrania y es lo que efectivamente está pasando", agrega. Pero este gran error, cree Shakespeare, solo fomenta en otros el deseo de concertar más acuerdos.
Rusia cuenta con enormes recursos naturales, es un país grande y tiene una población muy avanzada, recuerda Shakespeare. Por mucho que sigan las indicaciones de la Casa Blanca las agencias de calificación como Standard & Poor’s, la situación económica va a desarrollarse de conformidad con sus propias leyes y los acuerdos que contraiga con un interés mutuo con otros países, que rechazan ser intimidados por EE.UU.
Más allá de las ventajas inversionistas que presenta este acuerdo para las dos partes, significa un cambio y es que disminuye el poder de Occidente y de EE.UU. en particular. El economista admite que esos temores por parte de Washington no son infundados y en algún momento la ampliación de la práctica de este tipo de acuerdos llevará a un colapso del dólar.
Rusia cuenta con enormes recursos naturales, es un país grande y tiene una población muy avanzada, recuerda Shakespeare. Por mucho que sigan las indicaciones de la Casa Blanca las agencias de calificación como Standard & Poor’s la situación económica va a desarrollarse de conformidad con sus propias leyes y los acuerdos que contraiga con un interés mutuo con otros países, que rechazan ser intimidados por EE.UU.