"Nosotros con nuestros colegas nicaragüenses, a quienes esperamos en el Foro Económico de San Petersburgo [...] hemos discutido este tema en repetidas ocasiones. Buscamos las formas más apropiadas en las que la parte rusa podría cooperar en este proyecto", señaló en una entrevista con RIA Novosti el vicecanciller ruso Serguéi Riabkov, que además preside la comisión intergubernamental ruso-nicaragüense en cooperación económica y científico-técnica.
El Canal de Nicaragua es un proyecto fluvial para conectar el Mar del Caribe con el Océano Pacífico como alternativa al Canal de Panamá, pero de más amplitud, dado el tamaño de los grandes buques modernos. El principal inversor
del proyecto, cuyo coste se estima en 40.000 millones de dólares, es la empresa china HKND Group. Las obras arrancarán en diciembre de este año.
Se estima que para 2019 la vía navegable podría tener ya capacidad como para absorber 416 millones de toneladas de carga, lo que representaría un 3,9% del total de la carga marítima mundial.
El investigador del centro cultural de la Cooperación en Buenos Aires, Juan Manuel Karg, opina que el proyecto nicaragüense le va a preocupar mucho a EE.UU. porque significa el final su "hegemonía" en la zona.
"Es un proyecto de un canal autónomo por primera vez en mucho tiempo en América Latina, ya que el canal de Panamá si bien data de 1914 su construcción en general y durante 80 años su monopolio estuvo en manos de EE.UU.", subraya el analista, recordando que en la actualidad EE.UU. aún se atribuye por ley la posibilidad de invadir militarmente la zona si sus intereses están en peligro.
Por su parte, el escritor ruso Alexánder Projánov considera que el acercamiento de China y de Rusia con algunos países de América Latina asusta a Occidente, por lo que la colaboración de estos dos países con Nicaragua en este proyecto es —en su opinión—
"una potente bomba geoestratégica que explotará cerca de EE.UU".