Los policías estaban inmóviles, no decían ni hacían nada
Tatiana dice que, una vez en el interior de la Casa de los Sindicatos, los activistas proucranianos empezaron a acudir en masa, lanzando cócteles molotov y piedras. "Debajo de las ventanas había una multitud enfurecida que gritaba que no dejarían salir vivo a nadie", relata.
Además de cócteles molotov, continúa, tiraban bombas de luz y ruido, por lo que era imposible respirar. "Una mujer embarazada se calcinó viva. Había mucha gente asfixiada", agrega.
Debajo de la Casa de los Sindicatos había charcos de sangre
Algunos de los activistas lograron entrar en el edificio y a los ocupantes que habían quedado vivos los golpeaban o los tiraban por las ventanas, dice. "Lanzaban a mujeres y ancianos por las ventanas. Los policías estaban inmóviles, no decían ni hacían nada", lamenta.
Según ella, a pesar de que hay una estación de bomberos a tan solo 700 metros del lugar de los hechos, los efectivos llegaron muy tarde, cuando ya había decenas de muertos, y mandaron solo dos vehículos de bomberos.
"Debajo de la Casa de los Sindicatos había charcos de sangre", cuenta la testigo, enfatizando que tuvo mucha suerte de sobrevivir. Tatiana dice que según una información no confirmada aquel día desde Kiev llegaron varios autobuses con activistas para realizar una operación punitiva.
Respecto a las reclamaciones de los manifestantes profederalización, la testigo dice que pedían el derecho de poder hablar en ruso, la celebración de un referéndum y la federalización del país. Pero explica que las nuevas autoridades afirman que la federalización conllevaría la división de Ucrania, cuando en realidad lo que temen es que el 70% del dinero que la región manda a Kiev se quede en Odesa.
Tatiana opina que nunca más va a existir la Odesa ucraniana de antes porque –explica– "la bandera de Ucrania se asocia con los verdugos" y "las autoridades se han bañado en sangre".