Gul sabe a ciencia cierta el origen de los ataques. "Los conozco, porque hacen sonidos especiales en el aire y ahora es algo muy común para la gente local", explica Gul citado por Saeeda Yousaf, un periodista independiente. "Ellos son lanzados sin duda por EE.UU.", agrega.
Nacemos libres, necesitamos la libertad. No necesitamos ningún techo de drones sobre nosotros
Una tarde este hombre se preparaba para salir de casa con su familia cuando, de repente, abrió los ojos y vio que se encontraba en el hospital. Es lo único que recuerda. Después le explicaron que su esposa e hija habían muerto víctimas de un ataque de drones. "Fue el momento más terrible de mi vida", dice. Su esposa, de 34 años, y su preciosa hija, de 10, fueron encontradas muertas tras el ataque de un avión no tripulado que tenía como blanco una casa cercana a la suya.
La casa de su vecino pasó a estar bajo la lupa del Gobierno de EE.UU. porque, supuestamente, en ella residía un terrorista. Gul cuenta que luego los medios dijeron que el drone de EE.UU. atacó la casa de un terrorista y mató a 5 terroristas.
Gul y otros vecinos de Ghulan Khan, ubicada en la región de Waziristán del Norte, tienen miedo a salir de sus hogares. "Nacemos libres, necesitamos la libertad. No necesitamos ningún techo de drones sobre nosotros", sostiene Gul.
Muchos locales no entienden cómo se puede contemplar el asesinato de niños con el objetivo matar a un terrorista. Gul lanza un par de preguntas que le gustaría hacerle al presidente de EE.UU.: "¿Podría renunciar a su hija? ¿Qué pasa si digo que quiero matar a tu esposa? ¿Por qué arruinó mi paraíso?". Las vidas de las víctimas de drones jamás serán las mismas debido a las órdenes de Obama, que sigue apretando el botón de los ataques con drones.
Desde 2004, cuando los militares estadounidenses empezaron a usar drones en Pakistán, muchas de las víctimas de los ataques son civiles. Solamente en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, en el noroeste de Pakistán, en más de 380 ataques con drones han perdido la vida unas 3.500 personas, de las que al menos 200 eran niños.