Avión de Emiratos Árabes voló con polizón a bordo
Un vago rumano, de 20 años, consiguió viajar desde Viena a Londres en la góndola de un tren de aterrizaje del avión del primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos, el príncipe Mohamed bin Rashid Al Maktum. Durante el vuelo tuvo que soportar temperaturas de hasta 41 grados centígrados bajo cero.
El polizón explicó su actuación con el deseo de “irse y buscar trabajo”. Relató a la policía londinense que se había deslizado por debajo del cercado del aeropuerto vienés y se mantuvo escondido a la espera de una oportunidad para subirse a cualquier avión.
Intentó por la noche introducirse en el primer “Jumbo-Jet” que vio y fue precisamente el del primer ministro de los EAU, que había llegado a Viena sin pasajeros y estaba aparcado en un lugar apartado de las pistas. Logró, sin ser descubierto, penetrar dentro de una de las góndolas en las que descansan las ruedas del avión durante el vuelo. Finalmente, la aeronave despegó en la noche del domingo pasado hacia Londres, con el “pasajero” a bordo.
Tras el aterrizaje en el aeropuerto de Heathrow, el polizón cayó de su refugio y fue inmediatamente detenido por la policía británica.
El caso desató un debate sobre la seguridad del aeropuerto vienés y, en especial, sobre la vigilancia prácticamente nula de los 22 kilómetros de cercado que lo rodean. En cuanto al polizón rumano, le amonestaron y le dejaron ir puesto que su país pertenece a la Unión Europea y sus ciudadanos no necesitan visados.
Conforme a representantes de la aviación civil británica, el polizón tuvo suerte y está con vida gracias a mal tiempo durante el viaje, el que obligó al piloto a conducir la aeronave bajo las nubes a una altura inferior a la acostumbrada.
Una trayectoria más elevada del avión hubiera provocado, sin duda, la muerte del “pasajero” por la escasez de oxígeno. Afortunadamente para él, pudo sobrevivir las temperaturas extremadamente bajas durante más de dos horas del vuelo, aunque tenía obvias señales de congelamiento sobre su cuerpo.
Si hubiera elegido una ubicación errónea dentro de la góndola, estiman los expertos, las ruedas gigantes le habrían triturado. Además, sufría el riesgo de caerse de la góndola en caso de quedarse dormido, haber perdido el conocimiento o en momentos cuando el piloto comenzara a desplegar los trenes de aterrizaje.