Más de 2.000 personas, la mayoría integrantes de los cárteles de droga mexicanos, fueron arrestadas por las fuerzas de seguridad estadounidenses en operaciones conjuntas con la policía mexicana realizadas en los últimos 22 meses.
El secretario de Justicia estadounidense, Eric Holder, declaró a los medios que el proyecto fue un duro golpe a los cárteles mexicanos, pero "apenas es una batalla ganada en una guerra que está en curso".
El “Proyecto Liberación” (Project Deliverance), realizado con la participación de las fuerzas unidas del FBI y los servicios migratorios de ambos países, inició hace casi dos años. Según datos del Ministerio de Justicia de México, se decomisaron más de 154 millones de dólares en efectivo, 554 kilógramos de metanfetaminas, 2.5 toneladas de cocaína y 69 toneladas de marihuana.
Tan sólo el miércoles de pasado, la policía realizó más de 400 arrestos en 15 estados de Estados Unidos.
Según la responsable de la Dirección antidrogas estadounidense, Michelle Leonarth, los objetivos principales de los servicios de seguridad son cerrar el tráfico de droga y armas del sur al norte y parar el flujo financiero que deja su venta.
Entre los múltiples arrestados figura Carlos Ramón Castro Roca, considerado el líder de una de las mayores bandas de narcotraficantes del mundo y quien se ocupaba de los suministros de droga a los Estados Unidos.
Según el responsable antidrogas de la Policía Federal mexicana, Ramon Pequeño, la colaboración con los servicios especiales estadounidenses jugó el papel clave en el éxito de la operación.
“Personas como Castro Rocha mantienen una presencia discreta, realizan importantes operaciones de trasiego de droga y manejo de dinero, son poco conocidos y no pertenecen a ninguna estructura tradicional del narcotráfico, lo que dificulta su identificación y captura", afirma Pequeño. "En tales casos aumentamos el intercambio de información y estrechamos nuestra colaboración con los colegas de otros países."
Cabe recordar que en mayo pasado, el presidente estadounidense Barack Obama expresó su intención de mandar a la frontera con México a 1.200 soldados de la Guardia Nacional con el objetivo de luchar contra el narcotráfico y la inmigración ilegal.