Según sus palabras, a lo largo de los años el nombre del enemigo del mundo occidental ha cambiado constantemente, "del comunismo al islamismo", "pero en general es una sociedad independiente del poder occidental, que ocupa un territorio estratégicamente útil o rico en recursos, o que simplemente ofrece una alternativa a la dominación de EE.UU.".
Hablando sobre la reciente crisis en Ucrania, Pilger afirma que Washington había planeado el golpe de Estado en este país para apoderarse de la base naval rusa de Crimea, pero su intento falló. "Los rusos se defendieron, como lo han hecho en contra de todas las amenazas e invasiones desde el oeste durante casi un siglo", escribe el periodista británico.
Putin les ha confundido buscando un acuerdo con Washington y la Unión Europea
Según él, Occidente trató de provocar al presidente ruso, Vladímir Putin, para justificar una guerra liderada por la OTAN que "podría alcanzar a la propia Rusia". Pero Moscú se defendió una vez más: "En cambio, Putin les ha confundido buscando un acuerdo con Washington y la Unión Europea, retirando las tropas rusas de la frontera con Ucrania, e instando a los rusos étnicos en el este de Ucrania a abandonar el provocativo referéndum del fin de semana pasado".
Por eso por ahora EE.UU. ha vuelto a Ucrania. "Al igual que las ruinas de Irak y Afganistán, la CIA ha convertido a Ucrania en un parque temático, atendido personalmente por el director de la CIA, John Brennan, en Kiev, con docenas de "unidades especiales" de la CIA y el FBI, que están creando una "estructura de seguridad" que supervisa ataques salvajes contra aquellos que se opusieron al golpe (de Estado) de febrero", afirma Pilger.
Recuerda la tragedia en Odesa, donde 41 personas fueron quemadas vivas y golpeadas hasta la muerte en la sede sindical, mientras que la Policía no actuó ni dijo nada a los atacantes neonazis y del Sector Derecho.
El periodista británico subraya que Rusia se convirtió en uno de los pocos países en condenar a los autores de la masacre de Odesa: "Para los alemanes, es una ironía punzante que Putin sea el único líder en condenar el auge del fascismo en la Europa del siglo XXI".