Lukashevich recuerda que los autores del informe califican "cínicamente (…) las acciones de algunos activistas prorrusos" como la razón que llevó a la masacre en Odesa. "No hay ni una palabra sobre los extremistas y neonazis embrutecidos que quemaban vivos a los civiles de Ucrania, remataban a las personas heridas y disparaban contra la gente en las ventanas de la Casa de los Sindicatos. Tampoco hay información acerca de la falta de acción criminal de la Policía, ni sobre las detenciones posteriores de los partidarios de la federalización. Toda la situación se sirve realmente bajo la interpretación del Kiev oficial", señala el Ministerio de Exteriores de Rusia.
Completa falta de objetividad, evidentes inconsistencias y los 'dobles estándares' no dejan lugar a dudas de que sus autores llevaron a cabo una orden política para 'blanquear' a las autoridades autoproclamadas de KievLos expertos de la ONU "nuevamente optaron por ignorar las graves violaciones de los derechos humanos por parte de las autoridades autoproclamadas de Kiev, incluyendo secuestros, asesinatos, torturas, detenciones extrajudiciales por razones políticas, el uso arbitrario y desproporcionado de la fuerza, incluso por parte de los militares".
"Es significativo que en las treinta y pico de páginas que contiene el informe sus autores no encontraron lugar para mencionar el nacionalismo agresivo y el neonazismo en Ucrania", subraya Lukashevich. Añade que la ONU de hecho justifica la operación militar en el sureste de Ucrania, omitiendo las victimas civiles "a pesar del hecho de que muchas de las acciones de las autoridades de Kiev en el sureste del país tienen indicios de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad".
Concluyendo su comentario, Lukashevich califica como "sintomático" el hecho de que este informe fue presentado en Kiev por el asistente del secretario general de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Ivan Simonovic, "conocido por sus evaluaciones sesgadas y nada objetivas de la situación de los derechos humanos en Ucrania".
El profesor de la Universidad de San Pablo, José Luis Orella, explica a RT la falta de objetividad por parte de los organismos internacionales respecto a su dependencia de los países que los financian: "No son asociaciones neutras que juzgan de forma igual a todos los países".