Según ha comentado el mandatario uruguayo a 'The Washington Post', los seis reos de la cárcel estadounidense para presuntos terroristas situada en Cuba serían los árabes que han sido puestos en libertad pero no pueden regresar a su país de origen por el riesgo de convertirse en "objeto de represalias a su integridad personal por parte del gobierno" incluyendo torturas.
Mujica también afirmó que su homólogo estadounidense debe apurarse con la cuestión del destino de los prisioneros exonerados, ya que le restan solo unos meses al frente del gobierno del país.
El líder uruguayo señaló que el tema del Guantánamo le toca personalmente ya que él mismo cumplió una condena de 13 años de prisión, gran parte de la cual la pasó en una celda de aislamiento, debido a sus actividades de guerrilla urbana durante la dictadura militar.
"Conozco las prisiones desde adentro", confesó el presidente de 78 años al diario. "Cuando uno tiene mucha soledad cualquier cosa viviente se vuelve tu compañero", declaró Mujica, recordando que durante muchos años sus únicos compañeros eran ratones, hormigas y arañas que habitaban en su celda.
El mandatario también ha asegurado que no tiene intención de negociar algo a cambio de acoger a los detenidos de la Bahía de Guantánamo y añadió que su decisión fue inmediata.
No obstante, el traslado de los prisioneros a otro país no es un proceso tan simple. Aunque el gobierno de EE.UU. ha aprobado su liberación, los departamentos de Estado y Defensa tienen que estar de acuerdo con su reubicación en un nuevo país. Entre otras cosas, tienen que asegurarse de que la nación receptora tomará las medidas necesarias para evitar que los detenidos trasladados se conviertan en una amenaza para la seguridad nacional del país norteamericano en un futuro.