En Washington la Cámara votó 303 a 121 en la mañana del jueves a favor de la Ley de Libertad de EE.UU., que incluye una disposición que, según los autores del proyecto, detendrá la recolección masiva de los metadatos telefónicos por parte del Gobierno de EE.UU.
El proyecto de ley es la respuesta del Congreso al presidente Barack Obama, quien prometió reformar la NSA después de las escandalosas revelaciones de espionaje de las agencias de inteligencia estadounidenses a nivel local e internacional hechas por el exconsultor Edward Snowden en 2013.
De ser aprobada por el Senado, la NSA no podría obligar más a los operadores estadounidenses a liberar de forma continua todos los metadatos (tiempo, duración, número marcado) de las llamadas realizadas en sus redes.
En virtud de la reforma, el FBI y la NSA deben obtener primero una orden individual expedida por el tribunal secreto dedicado a las escuchas, el Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISC), sobre la base de una sospecha "razonable", antes de solicitar declaraciones de un número determinado, informa AFP.
Las condiciones para la obtención de datos que no sean de voz también se hacen más estrictas, pero en menor medida.
Sin embargo, después de las conversaciones a puerta cerrada entre líderes de la Cámara y el Gobierno, se han modificado muy pocas líneas técnicas en comparación con la versión aprobada por unanimidad en comisión el 8 de mayo.
Una definición fundamental es la de "término específico de selección": en otras palabras, el término que describe el objetivo de la vigilancia. En la versión original, este término debe identificar específicamente "una persona, cuenta o entidad".
Ahora, la definición no es exhaustiva y podría teóricamente, según las ONG, designar no solo a una sola persona, sino también un código postal o todos los clientes que utilizan el mismo 'router'.
"Nada en esta ley impide al Estado declarar que quiere obtener información sobre los mensajes de correo electrónico de todo el mundo, por ejemplo, en Salt Lake City", dijo Harley Geiger, experto del Centro para la Democracia y la Tecnología.