Este sistema bajo el nombre Koalitsia-SV parecía estar cerrado hasta hace poco, desde que hace 4 años el entonces ministro de Defensa ruso Anatoli Serdyukov cesó su financiación.
Según los planes iniciales, este futurista obús autopropulsado debería disponer de cañones de 152 mm, pero después los ingenieros rusos abandonaron esta solución que les parecía menos fiable, dejando un solo cañón.
El sistema debutó en septiembre del año pasado en una demostración a puertas cerradas organizada para el mando militar y político ruso en el marco del salón internacional de armas, equipo militar y municiones Russia Arms EXPO-2013.
Casi toda la información sobre esta pieza de artillería es clasificada, pero se ha anunciado que la dotación del sistema son tres personas que se encuentran debajo del compartimiento en que está instalado el cañón. El comandante y el artillero controlan el sistema viendo la información necesaria para su misión que aparece en las pantallas frente a ellos.
La torre en la que está instalado el cañón es inhabitable, no es para miembros de la dotación. Allí se encuentra el sistema de carga automática con 50 proyectiles de distintos tipos, así como sistemas de puntería cuyos datos se muestran en las pantallas de la tripulación. El proceso para apuntar los proyectiles también está automatizado. En el techo está montado un cañón antiaéreo por control remoto con una ametralladora Kord.
Y, por último y principal: las capacidades del sistema han aumentado significativamente mediante el uso de una nueva generación de munición: la oficina de diseños Kompas desarrolló proyectiles guiados por el sistema de posicionamiento global ruso GLONASS que, según los ingenieros de la empresa, superan en costo y en efectividad el proyectil estadounidense Excalibur.