A pesar de las peticiones entregadas al Gobierno de Israel y de las protestas de los defensores de los derechos humanos, hasta 80.000 palestinos que viven en el campo de refugiados de Shuafat o en varios barrios de Jerusalén Este sufren desde marzo los cortes de agua que realiza la empresa israelí Hagihon, responsable de la gestión de los servicios de agua en la zona.
Según los residentes, citados por la agencia Press TV, en algunos domicilios hay agua solo una vez a la semana, y la que hay es de mala calidad. Israel responde a las acusaciones afirmando que la infraestructura existente tan solo permite suministrar agua suficiente a 15.000 personas.
No obstante, los residentes palestinos de la zona creen que los cortes de agua son un acción de Israel para obligarlos a abandonar Jerusalén. Según la ONG Asociación por los Derechos Civiles en Israel, el problema del agua es el último ejemplo de la negligencia de las autoridades israelíes en Jerusalén Este, que se suma a la ausencia casi absoluta de servicios de educación, bienestar, transporte, recogida de basura, infraestructura e incluso policía.