El despliegue adicional de las fuerzas de combate sustanciales de la OTAN en Europa Central y Oriental, aunque en forma rotativa, supone una violación directa de las disposiciones del Acta Fundacional sobre Relaciones Mutuas Rusia-OTAN de 1997, y es difícil interpretarlo de otra manera, según el funcionario.
Moscú no puede permanecer indiferente ante la militarización de los Estados vecinos y se verá obligada a tomar "todas las medidas políticas y técnico-militares necesarias para garantizar la seguridad", añadió Titov. "Al igual que con los acontecimientos en el Cáucaso Sur en agosto del 2008, la OTAN, más bien, crea más problemas en lugar de ayudar a resolverlos", puntualizó.
"El fortalecimiento de la misión de la Alianza para patrullar los países bálticos, el aumento de su presencia militar en Europa Central y del Este, en las aguas del mar Báltico y el mar Negro, la intensificación de los ejercicios cerca de las fronteras con Rusia, el uso del sistema de alerta y control aerotransportado AWACS en el espacio aéreo a lo largo de las fronteras de Ucrania; todo esto solo añade tensión en una situación ya difícil", explicó el primer viceministro de Asuntos Exteriores.
Cabe recordar que este 9 de junio comenzaron en los Estados bálticos las maniobras militares a gran escala de tropas de tierra y de las fuerzas aéreas internacionales de la Alianza 'Saber Strike 2014' (Golpe de espada). En los ejercicios, que se llevarán a cabo hasta el 20 de junio, participarán más de 4.700 militares de Letonia, Lituania, Estonia, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Noruega, el Reino Unido y EE.UU., así como 800 vehículos militares.