La geopolítica de la Copa del Mundo

En comparación con la geopolítica 'hardcore', en el fútbol no hay un solo poder excepcionalista, sino más bien un puñado, afirma el periodista y analista político Pepe Escobar en un reciente artículo.
"En el terreno de la geopolítica 'hardcore', la centralizada Unión Europea se está fragmentando bajo el peso de grupos nacionalistas de derecha o extrema derecha. En el fútbol, la principal diferencia en comparación con la geopolítica 'hardcore', es que no hay un solo poder excepcionalista sino un puñado, de España a Brasil, de Alemania a Italia o de Argentina a Francia", asegura Escobar, también corresponsal del diario 'Asia Times'.

La Copa del Mundo ha dado comienzo en un momento en el que "la propaganda y el vilipendio antichino y antirruso 'made in Occidente' supera todos los niveles de histeria conocidos", subraya el analista. El bloque BRICS ha sido víctima de esa propaganda y Brasil, por lo tanto, también.

Sin embargo, Escobar resalta en su artículo que la nación sudamericana ha sacado a 30 millones de personas de la pobreza, que China está invirtiendo en atención sanitaria y educación y que "Rusia se niega a ser intimidado".  

En los últimos años, agrega, el bloque BRICS ha sido y seguirá siendo la sede de la Copa del Mundo: Sudáfrica en 2010, actualmente Brasil, y Rusia en 2018.

Según Escobar, los excepcionalistas estadounidenses están furiosos porque los BRICS están encabezando la transición hacia un mundo multipolar, que ya está en juego en el fútbol. Piénsenlo: "España, Alemania, Italia, por un lado, y Brasil, Argentina y Uruguay por el otro", escribe en su artículo.

A su juicio, Brasil, China y Rusia, apuestan, cada una con su propia estrategia, por una mayor integración sur-sur, prueba de ello es el Banco del Sur o el inminente banco de desarrollo del BRICS. "Emulando el fútbol,  también está en juego un contragolpe del sur-sur contra la hegemonía del Norte industrializado", agrega.

El otro Mundial

Dos días después del inicio de la Copa del Mundo, otra nación sudamericana, Bolivia, acogía la Cumbre del G77+China, que agrupó a 133 naciones y tuvo al mandatario boliviano, Evo Morales, como anfitrión.

"El G77 trata de la descolonización […] y de la no interferencia del complejo orwelliano/panóptico coordinado por la NSA en el Sur Global", subraya el periodista.

La Copa del Mundo sería algo así como un choque de nacionalismos ritualizado y oficialmente sancionado. "Todo gira en torno a la elección de una tribu"; sólo que después de que su tribu quede fuera, se pasa a otra, reemplazando de este modo a la tribu que se escogió inicialmente, afirma el experto.

Independientemente de qué equipo gane, Brasil dará una lección

"Sea cual sea el resultado final de esta guerra que gira en torno a un balón de fútbol, Brasil aún podría dar una lección a todo el Sur Global", asegura Escobar.

Pese a las protestas y la guerra mediática, el país sudamericano podría acabar encontrando la fuerza necesaria para alcanzar una nueva estrategia lejos de las armas, la arrogancia, el neocolonialismo y el excepcionalismo que le permita dirigir y ejercer el poder, así como construir alianzas y afianzar acuerdos geopolíticos importantes en un mundo multipolar, concluye Escobar.