La Copa del Mundo ha dado comienzo en un momento en el que "la propaganda y el vilipendio antichino y antirruso 'made in Occidente' supera todos los niveles de histeria conocidos", subraya el analista. El bloque BRICS ha sido víctima de esa propaganda y Brasil, por lo tanto, también.
Sin embargo, Escobar resalta en su artículo que la nación sudamericana ha sacado a 30 millones de personas de la pobreza, que China está invirtiendo en atención sanitaria y educación y que "Rusia se niega a ser intimidado".
En los últimos años, agrega, el bloque BRICS ha sido y seguirá siendo la sede de la Copa del Mundo: Sudáfrica en 2010, actualmente Brasil, y Rusia en 2018.
Según Escobar, los excepcionalistas estadounidenses están furiosos porque los BRICS están encabezando la transición hacia un mundo multipolar, que ya está en juego en el fútbol. Piénsenlo: "España, Alemania, Italia, por un lado, y Brasil, Argentina y Uruguay por el otro", escribe en su artículo.
A su juicio, Brasil, China y Rusia, apuestan, cada una con su propia estrategia, por una mayor integración sur-sur, prueba de ello es el Banco del Sur o el inminente banco de desarrollo del BRICS. "Emulando el fútbol, también está en juego un contragolpe del sur-sur contra la hegemonía del Norte industrializado", agrega.
El otro Mundial
Dos días después del inicio de la Copa del Mundo, otra nación sudamericana, Bolivia, acogía la Cumbre del G77+China, que agrupó a 133 naciones y tuvo al mandatario boliviano, Evo Morales, como anfitrión."El G77 trata de la descolonización […] y de la no interferencia del complejo orwelliano/panóptico coordinado por la NSA en el Sur Global", subraya el periodista.
La Copa del Mundo sería algo así como un choque de nacionalismos ritualizado y oficialmente sancionado. "Todo gira en torno a la elección de una tribu"; sólo que después de que su tribu quede fuera, se pasa a otra, reemplazando de este modo a la tribu que se escogió inicialmente, afirma el experto.
Independientemente de qué equipo gane, Brasil dará una lección
"Sea cual sea el resultado final de esta guerra que gira en torno a un balón de fútbol, Brasil aún podría dar una lección a todo el Sur Global", asegura Escobar.Pese a las protestas y la guerra mediática, el país sudamericano podría acabar encontrando la fuerza necesaria para alcanzar una nueva estrategia lejos de las armas, la arrogancia, el neocolonialismo y el excepcionalismo que le permita dirigir y ejercer el poder, así como construir alianzas y afianzar acuerdos geopolíticos importantes en un mundo multipolar, concluye Escobar.