China vs. EE.UU.: ¿Quién ganará el tenso 'póker geopolítico' por dominar el mundo?

La política expansionista y agresiva de China en relación a su entorno es una política típica de una superpotencia emergente, afirma el profesor Mohan Malik. Según él, China ya no está dispuesta a permitir el liderazgo de EE.UU. en la región.
Desde la caída de la URSS, China, por primera vez en su historia, no se siente amenazada desde el norte, oportunidad que no ha tardado en aprovechar para acentuar su expansión hacia el suroeste y sureste, afirma el profesor del Centro de Asia y el Pacífico para Estudios de Seguridad, Mohan Malik en un artículo publicado en la revista 'The National Interest'.

Según él, las prácticas de Pekín consisten en "establecer nuevos marcadores, dibujar nuevas líneas en la tierra, el aire, el agua, la arena y la nieve alrededor de su periferia, en buscar el modo de expandir las fronteras territoriales y marítimas, en formar y reformar las instituciones", obligando de esa manera a otros obedecer su línea de actuación. 

Sin embargo, este comportamiento no solo no es nuevo, sino que se corresponde con las prácticas de otras potencias emergentes a lo largo de la historia. "Ningún poder emergente en historia ha sido un poder de status quo", caracterizándose, antes al contrario, por ser "arriesgados, impacientes y paranoicos", asegura el autor. Según Malik, este tipo de potencias siempre buscan beneficiarse de las debilidades de "los poderes establecidos", aplicando estrategias asimétricas.

Para Pekín la historia debe triunfar sobre las leyes y normas internacionales, así que estas no suponen una barrera para su política expansionista. La primacía de EE.UU. ya no resulta provechosa para los intereses de China, que resultó la más beneficiada por el orden mundial establecido después de la segunda Guerra Mundial. Ahora Pekín está convencida de que EE.UU. ha entrado en un "declive irreversible", y cuanto más se debilite tanto más se reforzará China.

China se valió de la crisis del año 2008 para pasar de la política de "esconderse y esperar" a la de "aprovechar las oportunidades, asumir liderazgo y mostrar sus capacidades para conformar decisiones ajenas a favor de China". Ahora Pekín busca, literalmente, expulsar a EE.UU. de la región Asia-Pacífico para restablecer allí "el equilibrio de fuerzas natural", teniendo en cuenta su propio predominio, considerando las alianzas estadounidenses "reliquias de la Guerra Fría". La estrategia de China en Asia pasa por "socavar la credibilidad de Estados Unidos como garante de seguridad regional", buscando no solamente que Washington reconozca su supremacía en Asia y limite su propia presencia, sino también que deje al margen a sus aliados, como Japón.
 
Según el autor, China ha mostrado una "gran habilidad" a la hora de movilizar sus recursos nacionales y concretar sus metas en los ámbitos económico, diplomático y militar. Si logra mantener su crecimiento, podrá convertirse en un competidor "más fuerte que la URSS", opina Malik. Y añade: El que gane este "juego de póquer" determinará "el futuro del orden mundial". Sin embargo, existen factores muy serios que podrían interponerse en el objetivo de China.

Entre otras cosas porque lograr "el poder nacional exhaustivo" no convertiría automáticamente a China en un poder global. "Las grandes potencias se vuelven potencias mayores con el apoyo de la potencias pequeñas y medianas" y, por lo que se refiere a cantidad de aliados, EE.UU. es inalcanzable, afirma el profesor.

China ha gastado con éxito cientos de miles de millones de dólares en reforzar los lazos en Asia con sus gasoductos y oleoductos, carreteras, ferrocarriles, con vistas a modificar el mapa geopolítico de la región. Sin embargo, el desarrollo de lazos económicos con China ha creado entre los países de la región una "sensación de dependencia y desaliento". A pesar de que "todos quieren beneficiarse de los lazos económicos con China", la mayoría de países asiáticos, entre los que se incluyen Corea de Norte, no quieren vivir en una Asia donde el dominio de EE.UU. sea reemplazado por el de China; con la salvedad de unos pocos, como Pakistán, señala el autor.