Los indignados, de diversas nacionalidades -sobre todo latinoamericanas-, han exigido poner coto al poder que ejercen las grandes corporaciones. Se han manifestado con pancartas en las que se podían leer mensajes sobre las desigualdades que originan las especulaciones financieras.
Además, han pedido que se frene la hegemonía de los mercados y las élites financieras. Entre sus reivindicaciones también están el respeto de los derechos humanos así como que se ponga fin a la destrucción del medio ambiente.
La manifestación ha sido convocada con ocasión de la reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU que el 26 y 27 de junio votara la propuesta de crear un grupo de estudio que valore la posibilidad de introducir obligaciones y normas vinculantes para las compañías transnacionales que les obligue rendir cuentas por sus actividades.
La propuesta ha sido presentada por parte de las autoridades de Ecuador y Sudáfrica y respaldada por otros 85 países.
De acuerdo con el profesor de Derecho Internacional Juan Hernández Zubizarreta, presente en la reunión y citado por el periódico 'Diagonal Global', actualmente, la ONU funciona bajo "la lógica de la voluntariedad", pero deben reaccionar ya para combatir "la arquitectura de la impunidad" en la que funcionan las empresas transnacionales.