En su territorio de 10 kilómetros cuadrados hay todo lo necesario para una ciudad: recintos residenciales, hoteles de lujo, restaurantes, centros comerciales y zonas de ocio. En sus puertos podrían atracar yates y barcos que llevarían personas y cargas.
Los diseñadores han incluido en su proyecto mucha vegetación que adornaría las zonas de ocio y en los recintos submarinos, además, generarían oxígeno para el aire. Para la transportación está previsto usar coches eléctricos u otros modos de transporte que no emitan monóxido de carbono.
La ciudad está diseñada como independiente, con su propia producción de comida y energía, y un sistema de utilización de basura.
Según los diseñadores, se están realizando negociaciones con los mayores inversores chinos y es muy probable que su proyecto sea realidad, ya que las tecnologías que permiten la construcción ya existen.
"Los inversores en el turismo chinos quieren crear atracciones jamás vistas antes", comenta Tony Fan, diseñador de AT Design Office, que añade que la idea de estar en el mar y poder sumergirse en el agua es muy atractiva para el mercado. "La gente (...) quiere ir a la playa para ver el sol y, al llegar, quiere meterse bajo el agua. La demanda es muy real".