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¿Es el Irak de hoy más seguro que con Sadam? Un joven iraquí tiene la respuesta

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Wael Al-Sallai, un joven iraquí, responde a la siguiente pregunta lanzada por la red social Quora: "¿Es Irak un lugar más seguro ahora en comparación con la época del régimen de Sadam Husein?".
¿Es el Irak de hoy más seguro que con Sadam? Un joven iraquí tiene la respuesta
Su respuesta empieza así:

Soy un ciudadano iraquí que apenas era un indefenso bebé de cuatro meses cuando terminó la guerra entre Irak e Irán. A los tres años sobreviví a la primera Guerra del Golfo y viví las sanciones económicas durante 12 años. A los 15 fui testigo de la segunda Guerra del Golfo y pasé toda mi adolescencia en apuros hasta su posguerra. No hace falta decir que pasé mi juventud durante los peores tiempos de Sadam; desde que pasó de ser el aliado predilecto de Estados Unidos a su peor enemigo.

Los 80 y la crisis de los 90

 
Durante las décadas de los 70 y 80, Irak fue una nación rica pese a entrar en guerra con Irán (1980-1988), apoyada entonces por Estados Unidos. Al acabar la guerra, Kuwait empezó a reducir los precios del petróleo con la intención de dañar la débil economía de Irak, que necesitaba reconstruir sus infraestructuras dañadas. A Sadam le interesaba inflar el precio del petroleo y así obtener mayores ingresos, ya que su economía no daba de sí para recuperarse durante la posguerra. Tras no llegar a un acuerdo respecto a los precios, Sadam decidió invadir Kuwait, al que acusó de sustraer ilegalmente petroleo de los pozos que ambos compartían.


Kuwait pidió auxilio a Estados Unidos para contrarrestar la sangrienta invasión provocada por el régimen de Sadam (más de 1000 muertos, en su mayoría civiles), originando la primera Guerra del Golfo (1990-1991), que ocasionó peores consecuencias para Sadam Husein y aún peores para todo el país: el ejército iraquí tuvo que retirarse de Kuwait sufriendo importantes bajas (cerca de 35.000 muertos, de los que más de 3.500 fueron civiles iraquíes) tras la intervención del ejército estadounidense y la coalición de la OTAN.

Tras el conflicto, una serie de sanciones y embargos fueron impuestos a Irak por parte de la ONU y Estados Unidos, provocando el hundimiento de la economía iraquí, lo que llegó a repercutir seriamente en la población civil, que vio  mermados sus salarios y servicios sociales. Wael Al-Sallai recuerda esta época como la peor de toda su vida: su familia apenas ganaba más de 11.000 denarios al mes, el equivalente a 6 dólares americanos, y eso sin contar con que su padre era entonces funcionario del Gobierno y, por tanto, podía permitirse vivir un poco mejor que la mayoría.

A finales de los 90 la situación empezó a mejorar en Irak, pues Sadam introdujo ciertas inyecciones económicas para infraestructuras sociales. Las mejoras más notables fueron la televisión por satélite y los teléfonos celulares. Pero la recuperación duró solo hasta la nueva intervención estadounidense y sus aliados de la coalición, que decidieron derrocar y capturar a Sadam Husein, acusándolo en 2001 de estar detrás de los ataques terroristas del 11-S y de crear un eje del mal con Corea del Norte e Irán. En 2003, Estados Unidos acusó a Irak, sin pruebas consistentes, de almacenar misiles nucleares y, sin apoyo de la ONU, lanzó una invasión militar.

La caída de Sadam y la posguerra

 
De todas formas, la moral y la situación ya quedó bastante mermada en la década de los 90, por lo que la población apenas tenía intención de defender su patria frente a la invasión militar que, pese a las numerosas bajas civiles iraquíes, optó por sentarse y esperar a que cayera Sadam.


Wael Al-Sallai reconoce que a partir de la invasión de Irak de 2003 y la caída de Sadam, la situación fue a peor, ya que -asegura- antes de las intervenciones estadounidenses el país era más seguro y rico. Irak llegó a convertirse en uno de los lugares más peligrosos del planeta entre 2003 y 2007, pasando el país de contar con un solo dictador a tener cientos; donde incluso estar callado ya no era seguro; y donde miles de personas se asesinaban entre sí por su religión, origen o incuso por su nombre. El joven recuerda con terror el año 2006, cuando las milicias tomaron el control de las calles, donde reinaba ya sólo el caos debido a la imposibilidad del ejército interino, instaurado por la coalición, de mantener la estabilidad del país.


A partir de 2007, la actividad de las milicias insurgentes parecieron ir a menos, permitiendo cierta estabilidad y prosperidad económica en las pequeñas ciudades y de menor importancia. Mientras tanto, Bagdad y otras grandes ciudades seguían siendo lugares muy inseguros para vivir.

En resumidas cuentas, Wael Al-Sallai afirma que pese a todas las dificultades y hostilidades entre los kurdos y los chiitas, se vivía más seguro antes de 2003. Después empezaron a resurgir las milicias de las diferentes etnias del país, además de Al Qaeda y el EIIL, que se enfrentan entre sí y con el Gobierno iraquí por controlar el país. Lo único positivo que ve éste joven es que los ingresos de su familia han aumentando considerablemente desde 2003 y que ahora viven cómodamente en su pequeña ciudad, aunque aún siguen sufriendo la constante amenaza terrorista de los coches bombas y los secuestros, a los que su familia ha sobrevivido en varias ocasiones.
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