¿Cómo sería el mundo si China tuviera la hegemonía mundial?

China, la mayor potencia comercial del mundo, tiene todas las oportunidades de convertirse en una hegemonía mundial. Los expertos, citados por Infobae, explican cómo sería el nuevo sistema mundial tras el ascenso de China.
China tiene todas las oportunidades para ser una gran potencia económica, pero "en el ámbito cultural existen limitaciones importantes". "China no se propone la hegemonía global, sino la conformación de un orden multipolar en el que tenga un papel significativo y de primacía", cita InfoBae al experto Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China. Otro experto, Fernando Delage, director General de Relaciones Internacionales del Ayuntamiento de Madrid y especialista en Asia, tampoco ve al gigante asiático como una potencia hegemónica.

China no se propone la hegemonía global, sino la conformación de un orden multipolar

 
"Es una gran potencia, tiene grandes ambiciones regionales y le gustaría ser el país central en Asia, pero la perspectiva global se le escapa", dice. Debido a su singularidad cultural, con "una dimensión profundamente asiática", e histórica (vivió la mayor parte de su vida aislada), se necesitará mucho tiempo para que el mundo conozca un país tan diferente. Ríos señala que el mayor cambio que se ha producido fue la apertura al exterior de una sociedad cerrada y hoy China "se debate sobre cuál es su papel en el mundo desde el punto de vista geopolítico, cuáles son las responsabilidades que tendrá que asumir".

Otra causa que le impide convertirse en la potencia dominante en un futuro próximo son déficits y problemas sociales internos. Por tanto, si hablamos de un mundo "a la medida de China", en la política exterior será mucho más cauta y prudente frente al activo intervencionismo de EE.UU. La situación interna en el país seguirá siendo delicada y frágil durante décadas, con lo que "no puede asumir demasiadas responsabilidades internacionales", afirma Ríos.

EE.UU. ya no podrá ser lo que fue, y China no puede ni quiere sustituirlo

 
A diferencia de EE.UU., a China le sería difícil exportar su modelo de sociedad al resto del mundo: "No es una sociedad que pueda parecerse a la occidental y que, de manera automática, vaya a exigir mayores derechos políticos. (…) Rigen otros valores, como el respeto a la autoridad, el concepto de grupo y los intereses de la colectividad por encima de los derechos individuales. Y hay una idea nacionalista y patriota con respecto a lo que es China como civilización, que une extraordinariamente a la población. Étnica y culturalmente es un país muy cohesionando", explica Delage.

La politóloga chilena Pamela Aróstica Fernández opina que a China le interesa no solo el ascenso económico, sino también cultural, por ejemplo, difundiendo el mandarín en otras regiones del mundo, sobre todo en América Latina. Según Aróstica Fernández, el país "observa a América Latina como un punto geoestratégico, con una ecuación importante de lo que son sus relaciones con Estados Unidos".

Puesto que históricamente América Latina ha estado marcada por la influencia de EE.UU., la presencia creciente china en la región constituye un cambio importante, sostiene Fernández. "China tiene otra forma de manejar sus relaciones internacionales. Hace mucho énfasis en que quiere una sociedad armoniosa y en que lucha por la paz", dice.

Sin embargo, la postura menos intervencionista del gigante asiático no significa que la región latinoamericana deje de tomar precauciones. "Hay que hacer una diferencia importante entre lo que es la retórica china y la práctica. (…) Hay que analizar bien cómo se posiciona China", concluye la especialista.