En la zona ártica de Rusia se encuentran plantas nucleares, bases de barcos rompehielos atómicos, comunicaciones, instalaciones que contienen materiales explosivos y objetos que suponen peligro químico. Un terremoto podría causar daños en estos objetos, lo que podría provocar un número creciente de catástrofes tecnológicas, según el Ministerio de Emergencias ruso.
Este peligro podría disminuir gracias a la nueva estación, llamada 'Árktika-Strazh-DSS', que se instalará en el fondo marino a una profundidad de hasta 500 metros. El aparato "puede registrar una gama más amplia de frecuencias y posee detectores sísmicos de tipo electroquímico", señaló un representante de la empresa.
La exploración del Ártico es de gran importancia para Rusia, ya que la región ártica rusa alberga recursos minerales cuyo valor equivale a unos 30 billones de dólares.