Las instituciones 'históricas' en realidad son recientes
La mayoría de las instituciones del poder no existen más de un siglo
"El Estado en su forma contemporánea lo conocemos solo unas decenas de años: la mayoría de las instituciones del poder no existen más de un siglo", recuerda el economista.
El sistema monetario existía en varias formas, pero desde el fin de la Primera Guerra Mundial las divisas empezaron a basarse en la 'autoridad' de los países y las acciones de sus bancos centrales, perdiendo su vínculo con la economía real. Además, en los últimos 30-40 años el dinero como una institución de poder casi dejó de existir: los bancos comerciales ejercen una influencia grande en el sistema financiero capaz de llevar a crisis que el Estado no puede prevenir, indica el experto.
Un papel importante del Estado en la economía también es un aspecto de reciente evolución. En los inicios del siglo XX la tasa del Estado en la estructura económica de los países avanzados era de un 6% o 7%. Antes del auge de los impuestos todo negocio era separado del Estado como si se tratara de un paraíso fiscal. Pero desde los años 1934-1935 el Estado multiplicó varias veces su presencia en la economía debido al sistema de reparto de los impuestos, afirma Dmitri Butrín.
Los organismos de salud universal, de educación centralizada y de pensiones tampoco son estables e 'históricos', según el economista: obtuvieron su forma conocida después de la Segunda Guerra Mundial.
"Todo lo que percibimos como 'eterno' en realidad se formó hace menos de 100 años y anteriormente funcionaba de manera muy diferente —sin Estado— o no existía", afirma el analista.
Imitar el mercado es el papel del Estado
Las reformas estatales buscan imitar los procesos de mercado
La tendencia universal a largo plazo es hacer un Estado más eficaz, más flexible y más moderno. "La mayoría de las reformas estatales no se basan en una idea fija de qué hacer, sino que buscan imitar los procesos de mercado", afirma Butrín.
Después de obtener un papel importante en la vida de un país a través de los impuestos, los organismos estatales tratan de desarrollar diferentes aspectos de la sociedad, pero últimamente están detrás de las innovaciones del sector privado. Además, la responsabilidad del Estado en este desarrollo produce sentimientos de paternalismo en la población, opina el economista. La gente espera que el Estado se ocupe de la mejora de su vida a través de grandes proyectos y reformas a gran escala: junto con los impuestos, esto disminuye los estímulos para crear e innovar.
Pero el cambio más importante es la pérdida de la iniciativa intelectual por parte del Estado. "Su ordenador portátil no tiene nada que ver con el Estado", recuerda Butrín. Los desafíos anteriormente considerados como tareas para un estado ahora son desarrolladas por iniciativas privadas como el espacio, la eficacia energética o la ayuda a las pequeñas empresas.
Los problemas vigentes los vamos a solucionar nosotros
"En el siglo XX el Estado trató de solucionar varios problemas de la sociedad. En el siglo XXI ya se nota que el Estado no logró hacerlo, y la mayoría de los problemas vigentes los vamos a solucionar nosotros", concluyó el economista.