"Ella quería prepararnos una sopa", dijo el hijo de Valentina, Serguéi, citado por 'The New York Times'. "Le dije: 'Mamá, no salgas'", recuerda su hijo, que apenas pudo reconocer su cadáver en la morgue. La mitad de su cara y su lado izquierdo estaban destrozadas.
¿Quién va a responder por estas vidas humanas?
Alexandra Rud, de 74 años, culpa al Gobierno de Kiev de la muerte de su amiga, la señora Surmai. "Tengo ganas de gritarle a todo el mundo", dijo ella."¡Basta! ¡Fuera de aquí! ¡Dejénnos en paz!", exclama Alexandra.
Estos son solo algunos ejemplos trágicos de vecinos castigados por la violencia, que ha cambiado los hábitos y rutinas diarias de los locales. Konstantín, un trabajador de la morgue en Lugansk, contó que él y su esposa ahora duermen en un colchón en un pequeño espacio subterráneo en un garaje utilizado para la reparación de automóviles. Ahora durante la merienda hablan de qué suministros de supervivencia van a colocar en sus bodegas, que ahora también sirven como refugios antiaéreos.
La mayoría de las personas entrevistadas por el diario en los sitios atacados acusa a las fuerzas ucranianas de las muertes de civiles.
"¡Mira, ahí está tu Poroshenko!", dice Viktoria Lótova, señalando a una calle en la ciudad de Snezhnoe donde los ataques de Kiev dejaron recientemente al menos 11 civiles muertos. "¿Quién va a responder por estas vidas humanas?", se pregunta ella.
Según los datos de la ONU, desde que Kiev inició su operación de castigo en abril hasta el pasado 26 de julio 1.129 civiles han muerto y 3.442 han resultado heridos.