El primer ministro de la República Popular de Donetsk, Alexánder Zajárchenko, en un comunicado ha afirmado que las autodefensas locales están dispuestas a deponer las armas, ya que la zona de enfrenamientos en el este ucraniano sufre una catástrofe humanitaria.
"A fecha de hoy, desde la mañana, la ciudad de Donetsk está rodeada por el Ejército de castigo y los miembros de la Guardia Nacional. Sin embargo, las unidades de la milicia popular están en orden y listas para defender la capital de la República", consta en el comunicado.
"No obstante, la ciudad rodeada sufre una catástrofe humanitaria. Como resultado de los ataques está muriendo la población civil. Si se efectúa un asalto a la ciudad el número de víctimas aumentará significativamente", explicó. "Actualmente no existe ningún corredor humanitario. En Donetsk no pueden entrar cargamentos con medicamentos para la población. Los alimentos se acaban. Debido al bloqueo y los ataques es imposible reparar las comunicaciones destrozadas. La ciudad sufre escasez de agua potable y falta de electricidad", añadió Zajárchenko.
"Seguimos esperando que la comunidad mundial influya en las autoridades de Kiev, que están ansiosas de sangre", declaró el político.
Al mismo tiempo, el primer ministro hizo hincapié en que si la agresión del Ejército ucraniano continúa, la milicia popular seguirá combatiendo "con cualquier equilibrio de fuerzas y en cualquier condición". "Ahora la ciudad se ha convertido en un campamento militar. No vamos a tolerar los abusos y la violencia de los nazis en Donetsk. ¡Lucharemos por cada calle, cada casa, por cada metro de nuestra tierra! ¡Vamos a defender nuestro derecho a la libertad y soberanía! Los residentes de Donetsk apoyan nuestra determinación de luchar contra los invasores", concluyó el primer ministro.
Zajárchenko ocupa el cargo de primer ministro de la República Popular de Donetsk desde este viernes, cuando su antecesor, Alexánder Borodái, confirmó su renuncia.
Anteriormente, el Ayuntamiento de Lugansk anunció que la ciudad ucraniana también está sufriendo una catástrofe humanitaria, ya que no tiene suministro de electricidad ni agua, y las conexiones de telefonía fija y móvil y el acceso a Internet están cortados.