Los esfuerzos del primer ministro del Gobierno chiíta, Nuri Al Maliki, que no han tenido ningún efecto a la hora de combatir la insurgencia de los grupos yihadistas sunitas como el Estado Islámico, se podría comparar con la "redisposición de tumbonas en el Titanic hundiéndose", escribe el experto Stiven Simon en un artículo publicado en la revista 'Foreign Affairs'. En otras palabras: no hizo nada para resolver la crisis y proteger a la población. La intervención militar de EE.UU. en el conflicto iraquí "casi con certeza" conducirá a que los políticos iraquíes sigan en su "letargo", disminuyendo aún más sus propios esfuerzos y esperando que otros países, como EE.UU. o Irán, hagan su trabajo de oponerse a los yijadistas del Estado Islámico, prosigue el autor.
Por otro lado, el hecho de que EE.UU. apoye abiertamente a los yazidíes en su conflicto contra los islamistas sunitas "marcará inevitablemente a una minoría ya vulnerable con la mancha del favoritismo estadounidense". Algo, que según el autor, tendrá consecuencias en el futuro, ya que el grupo se verá comprometido desde el punto de vista de los demás iraquíes, dibujando un futuro "sombrío" para los yazidíes.
En tercer lugar, ante los ataques estadounidenses, los sunitas se unirán contra los demás grupos religiosos, favoreciendo el apoyo al EI y el desdén a EE.UU., estima el experto. Es muy probable que en la opinión pública se extienda la noción, ya presente, de que EE.UU. toleraba años de opresión contra los sunitas en Irak, pero intervinieron tan pronto como otros grupos se encontraron bajo amenaza, resalta el artículo. Los ataques aéreos de EE.UU. "inevitablemente afirmarán" que son los chiítas los que ganan con la intervención estadounidense y, en realidad, así es.
Además, la intervención estadounidense complicará las relaciónes de este país con sus aliados del Golfo, sobre todo Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, que también son sunitas. Según el autor, en estos países la intervención será percibida como "un beneficio para los intereses iraníes", teniendo en cuenta, que Irán es un país mayormente chiíta. A su vez, estos países tomarán medidas más belicistas, como el apoyo a los radicales contra los chiítas, y de esta manera se "inflamará aún más la política regional".
Finalmente, los ataques aéreos "disminuirán las rendiciones" para EE.UU., concluye el autor. El Estado Islámico cuenta mayormente con infantería y no tiene instalaciones militares que EE.UU. podría amenazar desde el aíre. Los ataques aéreos pueden ser eficaces para dispersar la infantería, pero para ganar la guerra sería necesario usar también tropas de tierra, algo que EE.UU. no planea hacer.