Los dos frentes del ataque de Occidente
El avance de los yihadistas radicales en Irak —previamente apoyados por EE.UU. en Siria— así como los ataques israelíes contra Palestina y, anteriormente, el Líbano, han llevado a la creación de una zona de desestabilidad en la región. Como consecuencia, el recién proclamado califato del Estado Islámico en algunas partes de Irak y Siria surgió como una posible herramienta "para orquestar problemas e incidentes entre las poblaciones musulmanas" de Rusia, China y la India, afirma Meyssan.Además, EE.UU. intenta aliviar la presión sobre Irán para que no se oponga activamente al imperialismo estadounidense y no busque una alianza estratégica con los rivales de Washington, según el analista.
Rusia es la principal potencia capaz de encabezar la resistencia internacional frente al imperialismo anglosajón
En el 'frente' europeo Washington orquestó la crisis ucraniana para provocar tensiones entre Rusia y UE, y desatar un intercambio de sanciones con el intento de debilitar a ambas partes. El punto clave en este esquema fue la catástrofe del Boeing malasio el 17 de julio: sin ninguna prueba ni investigación, el Consejo de la Unión Europea juzgó y condenó a Rusia promulgando sanciones económicas y financieras, aunque no concuerden con sus propios intereses, recuerda el intelectual francés. Rusia respondió con un embargo agroalimentario, que es una respuesta adecuada y al mismo tiempo beneficiosa para su propia agricultura.
En este conflicto "Rusia es la principal potencia capaz de encabezar la resistencia internacional frente al imperialismo anglosajón", opina Meyssan.
Las herramientas de la resistencia antiimperialista
Rusia dispone de 3 herramientas para oponerse a la ofensiva occidental: los BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.Los BRICS ya ofrecieron un modelo alternativo de finanzas mundiales con la creación de su propio banco, subraya el analista. Constituye un desafío directo al dominio de EE.UU. y sus aliados en las estructuras del FMI y el Banco Mundial, ya que el banco de los BRICS no presupone cambiar la política de un país para entregarle recursos financieros.
La Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) es la base de la alianza estratégica entre Rusia y China. El objetivo de este organismo, entre otros, es proteger la estabilidad en la región asiática y resistir la injerencia externa. Un fuerte mecanismo de influencia sería la incorporación en la OCS de otras potencias regionales, como la India —prevista para septiembre— o Irán, afirmó Meyssan. Si la India se incorpora a la OCS, se terminaría su larga historia de rivalidad con China y empezaría una época de cooperación.
El tercer pilar de la posición rusa es la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC): la alianza militar de ciertos países de la ex-URSS es un contrapeso contra una posible escalada militar, opina Meyssan. A pesar de no contar con China oficialmente, la OTSC ha realizado varios ejercicios militares conjuntos con la OCS, y existe una fuerte posibilidad de apoyar las actividades de la alianza por parte de China.
Hay que prever un aumento de la tensión
La posible entrada en la OCS de la India e Irán "marcaría el inicio del cambio de rumbo mundial hacia Oriente" en vez de Occidente, pero los anglosajones y sus aliados seguramente tratarían de impedir este proceso. "Así que hay que prever un aumento de la tensión durante las próximas semanas", concluye el analista.