En la víspera, el 29 de julio, el portavoz de la Casa Blanca, J. Ernst, declaró en un mensaje a la prensa que los Estados Unidos disponen de información de que la parte rusa presuntamente había violado las cláusulas del Tratado.
Casi en el acto, los medios informativos occidentales se llenaron de publicaciones sobre el Tratado INF, algunas de ellas tergiversando la posición rusa al respecto.
Para la sede de la OTAN en Bruselas tampoco pasó desapercibido el tema. Los Estados Unidos han llevado a cabo una serie de consultas con otros países, buscando involucrarlos en declaraciones antirrusas.
¿Qué puede comentar sobre estas informaciones?
El Tratado INF tiene una duración ilimitada. También prevé un mecanismo de inspección de su cumplimiento por los firmantes. Cabe recordar que durante los períodos de reducción activa y destrucción de los misiles que están bajo las restricciones del Tratado, se celebraban periódicamente reuniones de la comisión especial.
¿Qué es lo que ha pasado en la actualidad para que nuestros colegas estadounidenses no deseen hacer uso de las herramientas de solución de disputas en el marco del contrato, y decidan 'desembuchar' sus infundadas declaraciones en los medios?
En el transcurso de estas reuniones las partes firmantes tuvieron el derecho a abordar cualquier tema referente al cumplimiento del Tratado INF. Hay que recordar que a pesar de lo complicado de las tareas que fueron planteadas ante las partes, no hubo problemas que no se pudieran resolver. La mejor prueba de ello es la total destrucción por parte de Rusia y Estados Unidos de esas dos clases más peligrosas de misiles.
Surge la pregunta: ¿Qué es lo que ha pasado en la actualidad para que nuestros colegas estadounidenses no deseen hacer uso de las herramientas de solución de disputas en el marco del contrato, y decidan 'desembuchar' sus infundadas declaraciones en los medios? ¿Por qué decidieron involucrar en toda esta historia al secretario general de la OTAN? Se sabe que la Alianza no tiene ninguna relación con el Acuerdo.
La respuesta es obvia: la masiva 'publicación' de las pretensiones estadounidenses es parte de la campaña antirrusa lanzada por Washington en relación con los acontecimientos de Ucrania. Los estadounidenses usan en esta guerra informativa cualquier recurso para desacreditar a nuestro país.
Es difícil evitar la sensación de que, dada la degradación de nuestras relaciones a raíz de la situación en Ucrania, Washington recurre a la disputa propagandística de turno en la cual trata de involucrar a Rusia. El objetivo de ello es agudizar la guerra informativa, acusarnos de haber incumplido nuestros compromisos internacionales y poner de relieve el supuesto 'aislamiento internacional de Moscú'.
Si Estados Unidos hubiera perseguido otros objetivos, habría sido posible arreglar todas las dudas existentes mediante la aplicación de los mecanismos previstos en el Tratado INF, así como a través de otros formatos de negociaciones. Sin embargo, yo desconozco ejemplos en los que las diferentes posiciones con respecto a un tratado internacional fuesen resueltas en los medios de difusión. Mientras que sí es posible de esta manera agravar la situación y, finalmente, llevarla a un callejón sin salida.
¿Cómo se ha desarrollado el diálogo sobre la inspección del cumplimiento del Tratado en los últimos años?
Anatoli Antónov: La Comisión prevista en el Tratado no se convocaba desde 2003 y para debatir acerca de su implementación se han utilizado otros formatos de negociaciones ruso-estadounidenses.
La última conversación importante sobre el INF se sostuvo a finales de 2013. Por cierto, estaba dedicada a la discusión de los mismos problemas que figuran en los comentarios actuales de los funcionarios estadounidenses. Hemos estudiado de manera más atenta todas las preocupaciones de EE.UU. Los expertos rusos presentaron las aclaraciones detalladas que en su momento satisficieron a nuestros colegas estadounidenses, a juzgar por sus declaraciones. El razonamiento de la parte rusa fue considerado exhaustivo y, según sabemos, fue utilizado por representantes de la Administración en sus informes al Congreso.
Por nuestra parte hemos formulado nuestras propias preguntas a los Estados Unidos (el uso durante las pruebas de los sistemas de defensa antiaérea de simuladores de misiles de características análogas a los misiles prohibidos por el Tratado, los drones dotados de armas, y los lanzadores de antimisiles Mk-41 previstos para ser instalados en Polonia y Rumanía). No se obtuvieron respuestas a varias de estas preguntas aunque nuestros colegas se tomaron tiempo para formularlas. Es una práctica habitual y estamos dispuestos a esperar una respuesta razonada.
En este contexto nos sorprende que el informe recién publicado sobre el cumplimiento de los acuerdos internacionales sobre el control de armamentos, la no proliferación y el desarme, preparado por el Departamento de Estado, sostenga que Rusia en 2013 no planteó ninguna duda sobre el cumplimiento del Tratado INF por parte de Washington. Es como mínimo una tergiversación de la realidad.
¿Cuál es el papel del Tratado INF en el sistema de acuerdos para fortalecer la seguridad global?
Anatoli Antónov: El Tratado INF fue el primer tratado internacional en la esfera del desarme nuclear real. Como resultado de su aplicación, de los arsenales nucleares de la URSS y de EE.UU. fueron excluidos por completo los misiles con un rango de 500 a 5.500 kilómetros. Entre tanto, fue de crucial importancia en ese entonces para la URSS el hecho de que Estados Unidos retirara de Europa sus misiles con un tiempo de vuelo corto hasta los objetivos soviéticos. La eliminación de los misiles de corto y mediano alcance redujo de manera significativa el nivel de confrontación militar, y fue un elemento importante en la normalización de la situación político-militar en Europa y en el mundo en general.
Los resultados prácticos positivos de la aplicación del Tratado INF estimularon un desarrollo más rápido de un proceso de negociación fructífero en materia de control de armas y la experiencia obtenida en la aplicación del Tratado se reflejó en los acuerdos posteriores en la esfera del desarme nuclear. Esto se aplica principalmente al Tratado START-1.
Hay información de que en la URSS no fue fácil tomar la decisión de apoyar el Tratado.
Anatoli Antónov: Hay que reconocer que la firma del Tratado INF no fue recibida con unanimidad por el público. El acuerdo tenía partidarios, pero también había quienes veían en él no más que concesiones del lado soviético, presentándolo como una "rendición" de los intereses de la seguridad nacional. En gran medida, esto se debió a que dentro de la lista de misiles eliminados se incluyó al misil soviético de última generación Oka (SS-23), cuyo rango de alcance estaba por debajo de los 500 kilómetros, y al hecho de que la Unión Soviética aprobó una reducción cuantitativa asimétrica.
Sin embargo, a pesar de algunos de los costos del Tratado INF, debemos reconocer su importancia histórica.
¿Cuál es actitud real actual de la parte rusa hacia el Tratado?
Anatoli Antónov: En 2013, en una reunión con representantes del complejo militar-industrial de la Federación de Rusia, el presidente Vladímir Putin dijo que la decisión de Mijaíl Gorbachov de firmar el Tratado fue "por lo menos discutible", aunque añadió que Rusia cumplirá con este acuerdo.
Al mismo tiempo hay que reconocer que en tres décadas la situación político-militar en Europa y el mundo ha cambiado dramáticamente.
En primer lugar, dejó de existir el Pacto de Varsovia, que ofrecía una paridad cuantitativa en materia de armamentos entre la URSS y la OTAN. En segundo lugar, Rusia no tiene la capacidad militar que tenía la Unión Soviética durante la guerra fría. En tercer lugar, en 1987, además de la URSS y EE.UU., solo Francia y China contaban con misiles de corto y mediano alcance. Hoy en día, el número de países que poseen este tipo de armamento se acerca a las tres decenas. La mayoría de ellos están situados en la proximidad inmediata de Rusia. No podemos ignorar que Estados Unidos y la OTAN despliegan de forma activa un sistema global de defensa antimisiles. Su segmento europeo incluye misiles cuyo lanzamiento requiere el uso de lanzadores universales MK-41. En la Marina de Estados Unidos estos lanzadores se utilizan para disparar los misiles de crucero de largo alcance, los misiles Tomahawk. En términos de garantizar la seguridad de Estados Unidos durante la duración del Tratado INF casi nada ha cambiado. Todos los puntos en disputa en el mundo, cuya aparición ha contado con 'la mano' de EE.UU., se encuentran a una distancia suficiente de las fronteras estadounidenses.
¿Cómo ha tratado Rusia de resolver los problemas de su seguridad militar en las nuevas condiciones del Tratado INF, teniendo en cuenta las limitaciones?
Anatoli Antónov: En diversos foros internacionales hemos expresado en repetidas ocasiones nuestra preocupación por la situación con el Tratado INF, ya que solo dos de las grandes potencias están sujetas a sus limitaciones. Hemos hecho un llamado a todos los países a aprovechar el potencial del acuerdo para que el proceso de desarme tuviese una naturaleza progresiva y dinámica. Subrayamos la importancia de liberar a la humanidad de dos clases de misiles mortales.
Esperamos que las conclusiones publicadas sobre las "violaciones" de los compromisos por parte de Rusia serán respaldadas con hechos más contundentes que los "datos de las redes sociales" y difusas imágenes satelitales comerciales sin cartografía topográfica aparente.
Para que el Tratado se adaptara a las condiciones actuales, por iniciativa del presidente ruso, Vladímir Putin, en 2007 presentamos ante la ONU la propuesta de conceder al Tratado INF un carácter abierto y universal, proponiendo a todos los estados con misiles de corto y mediano alcance que se unieran al acuerdo. Partíamos del hecho de que un acuerdo de este tipo, en el caso de ser aprobado, contribuiría a los intereses de seguridad de todos los países, y fortalecería el régimen internacional de no proliferación de misiles.
Desafortunadamente, esta iniciativa no ha recibido un amplio apoyo. Por parte de los países de la OTAN sentimos indiferencia, y los estados que han obtenido en los últimos años el potencial de crear misiles de corto y mediano alcance no quieren renunciar a ellos, ya que los ven como un elemento de disuasión creíble. Estados Unidos tampoco colaboró con su promoción y se limitaron a una declaración conjunta con Rusia en este sentido en la 62.ª sesión de la Asamblea General de la ONU en 2007.
¿Qué hacer en esta situación?
Anatoli Antónov: Estamos dispuestos a continuar el diálogo con Estados Unidos, incluyendo las cuestiones del cumplimiento del Tratado INF. Esperamos que las conclusiones publicadas sobre las "violaciones" de los compromisos por parte de Rusia sean respaldadas con hechos más contundentes que los "datos de las redes sociales" y difusas imágenes satelitales comerciales sin cartografía topográfica aparente.
También esperamos que nuestros socios estadounidenses no intenten evadir las incómodas preguntas de Rusia por medio de la casuística legal.