Varias decenas de soldados se han desplegado en la frontera con México, según informó el sargento Ken Walker, de la Guardia Nacional de Texas. El primer grupo de soldados fue entrenado específicamente para dotar de personal a las torres de observación en el área que pertenece a agencias locales del orden público y a la Policía de Aduanas y Protección Fronteriza, señaló Walker. Se estima que el despliegue acarree un gasto de 12 millones de dólares mensuales.
"Nuestra misión es clara: ser una presencia visible para disuadir la actividad delictiva y aportar ojos y oídos adicionales para ayudar a los agentes de seguridad y a la Patrulla Fronteriza a cumplir la ley a lo largo de la frontera", dijo el gobernador, Rick Perry, citado por Reuters.
Por su parte, el Gobierno mexicano rechazó la medida. "Ante la decisión del Gobierno del estado de Texas de enviar elementos de la Guardia Nacional a la zona fronteriza, el Gobierno de México reitera, de manera firme y categórica, su rechazo a esta medida. No existe circunstancia alguna o cambio negativo en la seguridad fronteriza que justifique o motive esta acción estatal", reza el comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en el que se subraya que tal medida no favorece el diálogo y la concertación entre los dos países.
La gente que critica la iniciativa de Perry, recuerda que los soldados de la Guardia Nacional no están autorizados a detener a los inmigrantes ilegales y se pregunta por el sentido de tal medida.
Desde octubre de 2013, unos 63.000 menores han cruzado ilegalmente la frontera con EE.UU., lo que suscitó un debate sobre cómo afrontar el problema. Los politicos que más se oponen a la inmigración apoyan las deportaciones, mientras que otros inciden en la crisis humanitaria que lleva aparejado este fenómeno.