Aparte de la extirpación, los médicos realizan experimentos con los presos vivos, añade el medio, citando su fuente.
Según estas informaciones, un joven jordano llamado Wael Salim murió en una cárcel israelí y cuando su cadáver fue trasladado a Palestina, la Fiscalía de Aman, la capital de Jordania, ordenó examinar el cuerpo para saber la causa de la muerte. El examen reveló la falta de algunos órganos, como la lengua y la laringe; además algunas costillas estaban rotas y tejidos del corazón habían sido extraídos.
En los días previos, sigue el medio, 22 presos palestinos escribieron una carta en la que denuncian que en las prisiones israelíes los usan para experimentos y les niegan los servicios médicos para tratar los estragos de las pruebas.
Anteriormente Israel ya fue centro de escándalos por la extirpación de órganos. En 2009 en una entrevista a 'The Guardian' un doctor de alto cargo admitió que los patólogos israelíes habían extraído en el pasado órganos de los palestinos fallecidos sin el consentimiento de sus familias, y aseguró que la práctica no se realiza desde los años noventa.