Para que George Washington deje de emanar olores pestilentes hay que bañarlo. Este simple procedimiento lo hacen los zimbabuenses cuando se les agotan todos los métodos para luchar contra el aroma apestoso de los dólares estadounidenses desgastados.
El proceso de lavado de dinero 'a la zimbabuense' es el siguiente: un billete se coloca en la lavadora, pasa unos 45 minutos revolviéndose entre toallas y sábanas y luego se cuelga como si fuera una prenda más. Gracias a esta técnica el resultado supera todas las expectativas: en los billetes aparece la figura del primer presidente de los Estados Unidos impecable después de la ducha.
Los billetes estadounidenses de baja denominación se convirtieron en la moneda de más circulación en Zimbabue. Aquí la moneda norteamericana tiene una vida mucho más larga que la que originalmente le prescribió la Reserva Federal (el banco central estadounidense). Según datos de la Banca Central de EE. UU., un dólar promedio se considera desgastado en el país unos 20 meses después de haber sido emitido. En cambio, en los países africanos puede circular por un tiempo indefinido. Aquí todo vale: dólares pegados con cinta adhesiva, sucios, parcialmente quemados, pintorreados... Pasan de unas manos a otras hasta deshacerse por completo. Para prevenir los posibles robos, los ciudadanos suelen esconderlos entre la ropa interior y los zapatos. Cuando los billetes están demasiado malolientes, los zimbabuenses recurren a su particular método de lavado de dinero. Tienen incluso algunas técnicas especiales. Por ejemplo, no es recomendable lavarlos en seco porque el color verde se aclara. La mejor manera de conservar la 'auténtica' imagen del 'dinero verde' es lavarlo a mano en agua tibia.
El año pasado el Gobierno de Zimbabue aceptó el dólar como moneda legal para luchar contra la inflación y prevenir el desplome de la economía. Los billetes más grandes que circulan a través de los bancos están mucho menos dañados ya que en la mayoría de los casos no llegan a las manos de la gente común y corriente.