Los investigadores del USGS han usado un modelo digital para proyectar la distribución potencial de las cenizas, obteniendo diferentes mapas que muestran cómo los cenizas se distribuirían según la estación en la que se produciría la erupción y si esta durará entre tres días y un mes.
Las predicciones indican que decenas de ciudades serían alcanzadas por la ceniza. Sobre Nueva York caería de promedio una capa de 2,5 mm., mientras que en Los Ángeles sería de 5,2 mm, en Washington de 2,9 mm. y en Toronto de 3,7. Las ciudades localizadas más cerca de Yellowstone recibirían toneladas de ceniza: sobre Billings se acumularía una capa de 1.429 mm. aproximadamente, sobre Casper de 516,9 mm., mientras que en Salt Lake City y en Rapid City su espesor sería de 247,9 mm.
y 208,3 mm., respectivamente.
"Pensar en la supererupción de Yellowstone es como imaginar el impacto de un gran asteroide contra la Tierra", dijo Jacob Lowenstern, geólogo del USGS y científico del Observatorio vulcanológico de Yellowstone. "Puede pasar, pero no es algo que uno puede planificar o por lo que haya que preocuparse, porque es un fenómeno de poca probabilidad."
"La actividad geológica en Yellowstone no muestra ninguna señal de que una supererupción vaya a ocurrir en un futuro próximo. De hecho, la actividad sísmica actual, la deformación de la corteza y la actividad térmica se corresponden con el rango y la magnitud de las señales observadas históricamente en el siglo pasado. En los últimos dos millones de años, la evolución del volumen de las erupciones y la magnitud de la fusión de la corteza podrían ser un indicio de una disminución importante de la actividad volcánica de la región de Yellowstone", sostiene el estudio.