El 11 de julio de 2010 en la isla carelia de Valaam, se celebra la fiesta en honor de los fundadores de su famoso monasterio de la Transfiguración, San Sergio y San Guerman. El Patriarca Cirilo I de Moscú participará en los festejos, en presencia de locales y peregrinos de todo el país y dirigirá una misa festiva en honor de los santos milagreros.
Hay lugares en la Tierra que parecieran estar especialmente predestinados para elogiar la Majestuosa Santidad de Dios, lugares que simbolizan la armonía prístina de la existencia humana. A menudo están aislados del mundo por alguna frontera natural. En Rusia, uno de tales sitios siempre ha sido y será Valaam, archipiélago en el lago Ládoga con su famoso monasterio.
La isla carelia de Valaam, denominada el 'Nuevo Jerusalén', con su silencio majestuoso, con sus cruces de granito en los caminos boscosos y el canto monasterial a Dios por el bien de la humanidad, toca el alma y se queda para siempre en la memoria de cada viajero que la visita. Valaam, la isla más grande del archipiélago homónimo, con su severa y única naturaleza, fue plasmada en las obras de famosos pintores rusos como en 'La Isla Santa' de Nikolái Roerich, 'El paisaje de Valaam' de Iván Shishkin y otros. Visitaron Valaam los emperadores rusos Alejandro I y II, el compositor Chaikovski, los científicos Miklujo-Maklái y Mendeleiev, y hasta Alexandre Dumas (padre).
El archipiélago carelio Valaam está situado en la parte norte del lago Ládoga, a unos 22 kilómetros del continente. En ninguna otra parte de Europa se puede encontrar otro lugar parecido con sus rocas abruptas, bahías, islas, canales y sus bosques relictos de coníferas: pinos que tienen una edad de 300 años. En 1999, el archipiélago recibió la condición de 'parque natural'. Cuenta con más de 480 especies de plantas, unas 10 especies de mamíferos y más de 120 especies de aves. Su naturaleza es única debido a su localización. La primavera llega a finales del marzo y la temperatura media de julio es 17° C y en febrero –8° C.
Por lo visto, el nombre de 'Valaam' proviene de la palabra finlandesa 'valamaa' que significa 'la tierra alta, montañosa', algo que no se ajusta a la realidad sino más bien a la impresión que produce la isla. Según otra versión, el nombre procedería del nombre de un ídolo pagano: Veles. En la antigüedad, el territorio estaba poblado por tribus paganas.
Las ermitas, iglesias y capillas de la isla son obras de la arquitectura del así denominado estilo ruso.
El lugar de interés principal de la isla es el monasterio de Valaam y sus once ermitas. El edificio más alto de su recinto es la Catedral de la Transfiguración de Jesucristo. Tiene una altura de 140 metros. Una escalera de granito lleva desde el embarcadero hasta el monasterio. Alexandre Dumas llamó a esta escalera de 62 escalones 'gigantesca'.
Según una leyenda, en la antigüedad, cuando los eslavos y las tribus fino-ugrias se preparaban para abrazar el cristianismo, el archipiélago fue un sitio de gran costumbre de sacrificio. El primer apóstol llamado por Jesucristo, San Andrés, apacentando las tierras escitas y eslavas, se dirigió desde Nóvgorod a Valaam, donde destruyó los templos paganos y alzó una cruz de granito. El santo apóstol predijo un gran futuro para el lugar.
Las tradiciones del Imperio bizantino llegaron a Rusia junto con la Cristianización de la Rus de Kiev. A esta época se refiere la vida de San Sergio y San Guerman, los fundadores del monasterio de Valaam. Se supone que llegaron a la isla salvaje desde Grecia, salvándose de la persecución de los cristianos. Según otra versión, San Guerman procedía de Carelia y después de la muerte de San Sergio encabezó la comunidad de monjes. La historia de las vidas de aquellos santos no se conservó hasta nuestros días, todo lo que se sabe es que después de la Cristianización apareció en Valaam el monasterio con su sistema de organización y dirección.
Múltiples milagros hechos por la fuerza espiritual de los restos de San Sergio y San Guerman entraron en las crónicas. Los santos ayudaban a todos, que les rogaban ayuda: a los que se hundían o morían de frío en el Ládoga, a los que tenían enfermedades del alma y del cuerpo.
Hacia principios del siglo XVI, en el archipiélago vivían unos 600 monjes, sin embargo, los múltiples ataques de los suecos llevaron a la decadencia a la isla bendita. Muchas veces arruinaron y elevaron de nuevo el centro religioso de Valaam que en el siglo XIX alcanzó su mayor esplendor. En 1907, el abad, Mavriqui, viajando por el Oriente Próximo decidió dar la imagen de la Tierra Santa a Valaam. En la actualidad, la isla es un calco topográfico de Jerusalén y sus alrededores. Tiene su monte Tabor, su monte de los Olivos, su río Jordán, la cruz, símbolo de los sufrimientos de Cristo y su Santo Sepulcro.
En los tiempos soviéticos en el territorio del monasterio y sus ermitas se encontraba un colegio de marineros y una fábrica de celulosa.
Durante su historia de muchos siglos el monasterio tuvo muchos períodos de decadencia. Pero cada vez se recuperaba por la merced de Dios. El final del siglo XX fue un tiempo de grandes cambios en la vida del país, que también tocaron a la Iglesia Ortodoxa Rusa. Empezó el proceso de la recuperación de la vida eclesiástica. Se restablecen las iglesias y catedrales, renacen muchas tradiciones y costumbres olvidadas. El 14 de diciembre de 1989, en el día de fiesta en honor de San Andrés, en la bahía Níkonovskaya de Valaam ancló un barco con seis monjes a bordo. Poco a poco renació la vida monástica. De aquella fecha se inició la nueva historia de Valaam.
La reconstrucción resultó muy difícil. Al llegar a la isla, los monjes empezaron los trabajos de la restauración. Las paredes ennegrecidas y húmedas de la catedral de la Transfiguración de Jesucristo les recordaban a la desolación que reinaba en este lugar sagrado durante decenas de años.
Poco a poco reconstruyeron los templos de milagreros, establecieron nuevos iconostasios, decoraron las iglesias por dentro. Prepararon la tierra para el cultivo. Cerca de los muros del monasterio vivía la población local. Unos gritos y cantos, la música alta, se oían de la calle. Sin embargo, los monjes afirman que aquel tiempo fue bendito para ellos.
Actualmente viven casi 200 monjes ortodoxos que llegaron a Valaam de diferentes partes y con experiencia propia de vivir en soledad. Esta tierra se convirtió no sólo a su casa espiritual sino también en un lugar donde tienen que trabajar duro para conseguir comida y apreciarla. Miles de peregrinos y turistas llegan a la isla anualmente.