"Estas mujeres utilizan interpretaciones bárbaras de la fe islámica para justificar sus acciones", dijo una fuente a 'The Daily Mirror'. "Ellas creen que los militantes pueden usar a estas mujeres como les dé la gana porque no son musulmanas". Se trata de mujeres de pueblos no musulmanes, como los yazidíes, a las cuales los islamistas consideran como 'botín de guerra'.
Los burdeles son operados por mujeres que forman parte de la policía religiosa femenina Al-Khansaa, creada por el Estado Islámico para controlar a las mujeres para que cumplan con su interpretación de la sharia, señalan las fuentes.
"Son mujeres británicas las que alcanzaron la cima de la policía de la sharia del Estado Islámico, y son ellas quienes son responsables del cargo", según la fuente. "Es tan raro como perverso".
De acuerdo con el Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización (ICSR), alrededor de 60 mujeres británicas se unieron al Estado Islámico, la mayoría entre 18 y 24 años de edad. Algunas de ellas tienen cuentas en Twitter, donde expresan su odio a los no musulmanes y cuentan historias sobre su vida cotidiana.
En total se estima que unos 10.000 extranjeros forman parte de las filas del Estado Islamico, que opera en Siria e Irak.