"Los pronósticos de los nacionalistas son tan inverosímiles que realmente deberían ser descartados", insiste Alan Greenspan, expresidente de la Reserva Federal de EE.UU., y explica que en realidad las consecuencias económicas para una Escocia independiente serían "sorprendentemente negativas", mucho más de lo que intentan presentar los promotores de la idea. Según él, no hay probabilidad de que Londres acuerde la unión monetaria, con lo cual los escoceses deberán dejar de usar la libra esterlina muy rápidamente. Duda, además, que el Banco de Inglaterra siga como prestatario para Edimburgo.
"Sospecho que no funcionará bien para los escoceses", advierte Robert Bruce Zoellick, exvicesecretario de Estado de EE.UU. y expresidente del Banco Mundial. Al analizar las consecuencias que la independencia de Escocia podría tener para Washington, queda claro por qué la élite estadounidense prefiere dar unos pronósticos tan pesimistas.
Influencia sobre la UE
"La desintegración del Reino Unido sería la disminución de Gran Bretaña y una tragedia para Occidente, precisamente en el momento que EE.UU. necesita a aliados fuertes", admite el propio Zoellick.La pérdida de Escocia debilitaría la influencia de Reino Unido dentro de la Unión Europea. De momento, el país, junto con Alemania y Francia constituye la gran triada del bloque. En caso de perder a la población escocesa, resultaría en el cuarto lugar, detrás de Italia. Esto supondría menos asientos británicos en el Parlamento Europeo y menos influencia a la hora de tomar decisiones políticas. "En la Unión Europea, el tamaño importa", destaca Almut Moeller, experta del Consejo de Relaciones Exteriores de Alemania, según recoge la cadena Fox News.
Una Escocia independiente no solo resultará fuera de la Unión Europea, sino podría causar también la salida del Reino Unido del bloque comunitario. Debido a las normas de votación británicas, los grupos políticos en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, que abogan por abandonar la UE, resultarán proporcionalmente más fuertes en el Parlamento nacional. "Es nuestra pesadilla: la independencia de Escocia seguida por la salida del Reino Unido de la UE", admitió un oficial estadounidense bajo condiciones de anonimato ante 'The Financial Times' y argumentó que esto convertiría a Londres en un socio mucho más débil.
Supremacía nuclear de la OTAN
Otro aspecto que preocupa a los políticos estadounidenses es la cooperación militar. Según comentó el senador republicano John McCain a 'The Financial Times', la independencia escocesa damnificaría los vínculos de inteligencia y las relaciones militares únicas que Washington tiene con Londres, su aliado militar más importante.Una vez fuera del Reino Unido, Escocia resultará también automáticamente fuera de la OTAN. Hasta que finalice el proceso de reintegración (bastante duradero, a propósito), habrá que suscribir y alcanzar nuevos acuerdos para patrullar las rutas vitales en el Atlántico del Norte y el mar del Norte. Si Escocia opta por no adherirse, se plantearía un dilema para la OTAN sin precedentes: qué hacer con la pérdida de un territorio de la Alianza desarrollado y gobernado democráticamente que ha elegido la neutralidad, puntualiza Daniel Troup, experto del Consejo canadiense de la OTAN, citado por Fox News.
Un detalle más: quienes abogan por la soberanía de Escocia insisten en que el país debe librarse del armamento nuclear, lo que supone un enorme dolor de cabeza tanto para Londres como para la Alianza al completo. Habrá que encontrar otro puerto donde fondear cuatro submarinos de la Armada Real Británica equipados con los misiles balísticos intercontinentales Trident II D5 de ojivas termonucleares que actualmente están desplegados en las aguas del río Clyde. Es un riesgo que "socava la defensa colectiva y la disuasión de los aliados de la OTAN", comentó el Ministerio de Defensa del Reino Unido al respecto. Aún más: la incertidumbre rodea el futuro de la disuasión nuclear de Gran Bretaña como tal. Washington preferiría seguir viendo a Londres como una potencia atómica, pero en caso de independizarse Escocia, muchos analistas dudan de la posibilidad de que un Reino Unido menor pueda seguir soportando los gastos de sus fuerzas nucleares.