Según documentos judiciales, en jornadas previas la Policía había interceptado una conversación telefónica entre Omarjan Azari y Mohamed Ali Baryalei, este último acusado de haber reclutado a la mayoría de los australianos que luchan en Oriente Medio en las filas del Estado Islámico.
En la conversación telefónica Baryalei le dio indicaciones a Azari, de 22 años de edad, para que "realizara una selección al azar de personas a ejecutar". Un plan "claramente diseñado para impactar, horrorizar y aterrorizar a la comunidad", aseguró la Fiscalía.
Se informa además de que los presuntos terroristas pretendían envolver a sus víctimas con una bandera del Estado Islámico mientras las ejecutaban ante las cámaras.
El atentado podría haberse planeado como represalia a la decisión del Gobierno australiano de enviar tropas y cazas para combatir a los milicianos del Estado Islámico en Irak.
"Nuestros informes de inteligencia revelan que Australia se encuentra en grave riesgo de sufrir un ataque terrorista. Hay grupos de personas aquí que quieren hacernos daño, pero nosotros estamos un paso por delante de ellos", afirmó, por su parte, el primer ministro australiano, Tony Abbot.