Escocia ha decidido no convertirse en un país independiente. Acepto este veredicto", ha dicho Alexander Salmond, el líder independentista y ministro principal de Escocia desde 2007.
"Igual que miles de personas en todo el país, he puesto mi alma y mi corazón en esta campaña y es realmente decepcionante no haber podido garantizar el sí por tan poco margen", ha comentado a su vez la subdirectora del Partido Nacional Escocés, Nicola Sturgeon.
El primer ministro británico, David Cameron, en respuesta a los resultados del referéndum prometió que Escocia obtendrá más derechos. Detalló que los respectivos proyectos de ley estarán listos para enero del 2015. Cameron subrayó que todas las promesas que hizo su gobierno en vísperas del referéndum serán cumplidas. Se comprometió, además, a impulsar reformas para el resto del Reino Unido y puntualizó que ya había dado instrucciones a William Hague, ministro de Asuntos Exteriores del país, para que elaborara planes de descentralización. "Este referéndum ha sido muy reñido y ha encendido pasiones muy fuertes", comentó el primer ministro.
De acuerdo con los datos oficiales, cerca de 3,6 millones de personas -lo que corresponde a un 78% del electorado potencial- han acudido a los colegios electorales que se han abierto a las 07:00 de la mañana (hora local) para dar su voto acerca del futuro de la nación escocesa. El recuento de papeletas empezó de inmediato tras el cierre de las urnas a las 22:00 (hora local).
El resultado final se conoció la mañana del viernes después de que los 32 consejos administrativos terminaran el escrutinio.
La decisión de la mayoría de escoceses de no independizarse del Reino Unido coincide con la postura de los Gobiernos occidentales, que exhortaron a no romper la unión. Los opositores a la causa nacionalista de Edimburgo creen que el nuevo estatus de la nación podría traer consecuencias negativas tanto para la economía de Escocia como para su posición en el campo político.
Así, de convertirse en un país independiente, Escocia quedaría fuera de la UE y de la OTAN, lo que obligaría a la comunidad internacional a reconsiderar una serie de acuerdos vigentes. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, también había advertido de que sería "extremadamente difícil, si no imposible", hacer que una Escocia independiente del Reino Unido formara parte de la UE.